¿“La guerra de los ricos contra los pobres”?

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Por Rolando Simán

05 May 2018

"La guerra de los ricos contra los pobres es el conflicto más invisible, pero no menos importante. Esta guerra contra los pobres se hace pagando salarios que no permiten satisfacer las necesidades básicas de una familia, negando la posibilidad de un sistema tributario justo, evadiendo impuestos o cuando pudiendo invertir en nuestro país, no se hace y de este modo no se colocan los empleos necesarios", fueron las palabras que dirigió en una ocasión a los futuros profesionales Andreu Oliva, rector de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA).

La guerra civil que vivimos y sufrimos los salvadoreños durante doce años, luchando por una sociedad más justa, inclusiva, con oportunidades para todos, terminó hace 25 años. Sin embargo, yo convoco urgentemente a todos nuestros compatriotas a una nueva guerra contra la pobreza. Hago un llamado para trabajar unidos todos, lo necesitamos, en especial las fuerzas vivas de la nación.

Pero, ¿cómo combatiremos la pobreza cuando de los 2.9 millones personas que conforman la Población Económicamente Activa hay solo 800,000 con trabajo formal? Cómo superar la pobreza si hay 1.9 millones de salvadoreños con trabajo informal, sin ninguna seguridad ni prestación. Cómo si cada año se suman a la fuerza laboral 54,500 conciudadanos, pero de ellos 12,400, es decir el 23 %, consiguen un trabajo formal.

Nuestros trabajadores son los mejores de la región, pero nuestra Industria Textil y Confección cuenta con apenas 75,000 empleados, mientras que este sector en Honduras emplea a 125,000 personas. Veamos a Costa Rica que tiene un 69.9 % de empleo formal contra el 30% nuestro.

Por eso estoy convencido de que necesitamos un pacto por el empleo y el crecimiento inclusivo para generar las oportunidades necesarias. Se necesita un gobierno comprometido, que dé confianza y sea capaz de promover el desarrollo.

Pero también un gobierno que considere al empresario, sea grande o pequeño, como un aliado para buscar el desarrollo, para luchar contra la pobreza y que no lo trate como a un enemigo del pueblo y explotador.

Recordemos que competimos en un mundo globalizado y las empresas necesitan ser eficientes para subsistir, desarrollarse y poder pagar mejores salarios y prestaciones. Para ello necesitan las condiciones adecuadas, de lo contrario emigran. Cuando calificamos a todos los empresarios de evasores de impuestos, es como decir que todos los  salvadoreños somos mareros.

Para superar este ciclo de pobreza nuestra economía debe crecer arriba del 6 %, pero apenas crece un 2 % en promedio, el más bajo de la región. Pero por el otro lado, el de los ingresos, el Gobierno debe administrar responsablemente los recursos para beneficio de nuestra población, especialmente de los más necesitados. La recaudación anual de ingresos tributarios ha ido en incremento, el año pasado fue de $4,406 millones, un 62 % más que hace 10 años, cuando la recaudación fue de $2,724 millones. Pero ese aumento no ha dado los frutos que corresponden en vista de mejorar las condiciones de vida de la población.

Para terminar, reitero el llamado a las fuerzas vivas de nuestra nación y a cada uno de los salvadoreños a trabajar urgentemente para transformar nuestra pobreza en riqueza y bienestar para todos. Dejemos de lado las divisiones y discursos poco serios y confrontativos. No es algo fuera de nuestro alcance, sino algo factible, si queremos y nos comprometemos.

Colaborador de

El Diario de Hoy