Tras los feminicidios de las hermanas Diana Lisbeth, de 21 años; y Yamileth Abigail, de 7, así como el rapto de una bebé, en marzo de 2017, Oswaldo Coronado Ramírez, un pandillero de la 18 que habría participado los crímenes, huyó de El Salvador y se mantuvo ilegalmente en Honduras.
Las autoridades de ese país lo entregaron ayer por la tarde a la Policía de El Salvador en la frontera El Amatillo, en La Unión. El sujeto fue aprehendido el miércoles en la ciudad de Gracias, en el departamento de Lempira.
El “Jocker” será puesto a la orden de un Juzgado Especializado de Instrucción, que lo reclama por los delitos de feminicidio agravado, privación de libertad y agrupaciones ilícitas.
El 22 de marzo de 2017, dos pandilleros sacaron a las víctimas bajo engaños de la zona del mercado Tinetti, donde tenían un negocio familiar.
Luego las condujeron en un vehículo hasta el bulevar de Los Héroes, donde se las entregaron a otros delincuentes para “arreglar cuentas”; ellos se las llevaron hacia el cantón Guadalupe, en Apopa, y mataron a la joven y a la niña. Después raptaron a la bebé de dos meses.
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Durante tres días, la niña estuvo desaparecida pero las autoridades la localizaron en una vivienda de la comunidad La Selva, en Ilopango.
Horas después del procedimiento para rescatarla, pandilleros de la Mara Salvatrucha llegaron a matar a Jaquelin Lisseth Ortez, quien estuvo cuidando a la menor de edad por encargo de la pandilla.
Cuatro cámaras de videovigilancia instaladas en las calles capitalinas revelaron cómo los pandilleros privaron de libertad a las víctimas.
La Fiscalía cuenta con la confesión de un pandillero que participó en los hechos, a quien le han dado beneficios penales a cambio que ayude a la investigación.
Una de las evidencias que tiene el Ministerio Público en el caso es una imagen del pandillero “El Jocker” validando el recibo del parqueo de un centro comercial.