Jueces con ataduras políticas son un riesgo para la República

La Sala de lo Constitucional ha prohibido que se nombre como jueces y magistrados a personajes que tienen vínculos con partidos políticos, porque no serán imparciales al momento de impartir justicia, sino que responderán a los intereses de la agrupación a la que pertenecen.

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Por El Diario de Hoy

29 April 2018

Cada vez es más evidente la desesperación por que se nombre a personajes vinculados al oficialismo en la Corte Suprema y, especialmente, en la Sala de lo Constitucional, el máximo tribunal que protege los derechos de los salvadoreños y frena los abusos del poder.

El caso llega al punto que se habla de que algunas asociaciones de abogados se resisten ante la decisión del Consejo Nacional de la Judicatura de excluir candidatos a magistrados que han sido ligados al partido oficial.

La Sala de lo Constitucional ha ordenado que no se nombre como jueces y magistrados a personajes que tienen vínculos con partidos políticos, porque no serán imparciales al momento de impartir justicia, sino que responderán a los intereses de la agrupación a la que pertenecen. Por sobre todo, es lo más sano y lo más lógico.

Pero miembros del gremio de abogados han denunciado cómo colegas suyos han ido contra viento y marea para lograr las candidaturas a magistrados, pese a tener nexos políticos.

En esto no se trata del derecho que tenga alguien o no a ocupar un cargo en la administración o a pertenecer al partido que quiera, sino que por ética y credibilidad ser juez en cualquiera de sus niveles exige no tener vínculos con partidos, agrupaciones secretas, movimientos religiosos extremos.

De igual manera, los magistrados de la Corte de Cuentas, los del Tribunal Electoral y el Fiscal General no pueden estar subordinados a un partido, pues ya hemos visto en el pasado lo que ocurre. Hasta los que deciden las compras y contrataciones estatales, como ejemplo, no deben estar vinculados con los proveedores.

Nombrar políticos en una magistratura equivale a que se designen a miembros de un grupo para realizar intervenciones quirúrgicas en vez de buscar a los cirujanos más calificados.

Sólo hay que recordar que la guerra de 12 años que sufrimos los salvadoreños se justificó diciendo que era necesaria para hacer “cambios profundos”, pues la justicia estaba “parcializada y corrompida” porque los jueces eran designados por el partido oficial de la época. ¿Y no es lo mismo a lo que se busca llegar nuevamente con estos movimientos? ¿O por qué si lo hacían aquéllos era malo, pero si lo hace el oficialismo actual es bueno?

Cambises hizo desollar

vivo a un juez corrupto

Esto de exigir apoliticidad, independencia y honradez a los jueces no es un invento de la Sala de lo Constitucional, sino una demanda natural. Ya Heródoto registra el caso de Sisamnes, juez real, corrupto, en Persia, quien aceptó un soborno y dictó una sentencia injusta en un juicio. Por ello, el rey Cambises II ordenó apresarlo por prevaricador y que se le despellejara vivo.

En estos tiempo no se llega a tanto, pero sí se sanciona a los funcionarios judiciales que prevarican y es necesario luchar por preservar la independencia de la judicatura.

El comunismo, en sus primeros cien años y sólo en Rusia y China, causó la muerte de cien millones de personas, a lo que se deben agregar las matanzas que grupos de igual tendencia causaron en África y Asia, como la destrucción de la antigua Europa del Este, donde establecieron sanguiarias dictaduras hasta que iniciaron las revueltas de liberación lideradas por los obreros polacos de los astilleros de Dansk con Lech Walesa al frente y que se extendió como un reguero de pólvora por toda la región hasta hacer colapsar el Muro de la Infamia, sucesos que los socialistas del Siglo XXI en esta tierra ignoran o su fanatismo no les permite recordar.