Las primarias

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Por Jorge Alejandro Castrillo

27 April 2018

Este año, a pesar del aparente disgusto de algunos funcionarios electorales, los partidos políticos de El Salvador se estrenan en desarrollar elecciones primarias para elegir a sus candidatos a presidente. ARENA ya lo hizo; en eso está el FMLN; los otros también lo harán, aunque seguramente con menos bulla. Se ha comentado que algunos personajes con peso específico al interior de los partidos, no están muy de acuerdo con este tipo de práctica. Es comprensible pues se pueden argüir razones para creer que las elecciones “de dedo” facilitan el discurrir partidario, evitan riesgos de escisiones y ahorran dineros que nunca sobran. Pero aíslan a los representados y si queremos que la democracia permee e impregne la sociedad lo más que se pueda, la práctica tiene sus méritos.

Por lo que se pudo apreciar desde fuera, ARENA logró solventar el proceso de buena manera. Se evitaron ataques públicos de mal gusto y aunque circularon por redes sociales algunas cosas feas, creo que es algo de lo que ya no podremos, como sociedad, estar exentos: las mentes aviesas (y también las traviesas) están viviendo su paraíso con las posibilidades casi infinitas que les brinda el anonimato de la red cibernética a la que casi todos tenemos acceso. Al final de la justa, cada uno de los tres candidatos que se presentaron terminó con una mejor imagen que la que tenía al principio. La exposición pública que tuvieron es ganancia para ellos, son jóvenes y podrían capitalizar esos aprendizajes para futuras oportunidades. Revisando el asunto con alumnos de bachillerato, veíamos cómo operan algunos procesos de cognición social estudiados por la psicología.

Al interior de ARENA se formaron grupos por cada candidato; cada uno de ellos operó como el endogrupo para quienes apoyaba a uno mientras quienes apoyaban al otro era el exogrupo. Desde el lunes pasado, esos grupos empiezan a desdibujarse y funcionarán como uno solo cuando tengan que enfrentar a los otros partidos, que serán entonces los exogrupos. Al interior del grupo de Calleja debe estar operando la tendencia atribucional de reclamar crédito por los éxitos pero no por los fracasos: si gano es porque soy bueno (atribución interna); si pierdo, es por factores de la situación (atribución externa). El grupo de Simán, debido a su buena campaña publicitaria, pudo haber sufrido del sesgo de “falso consenso”, proceso de percepción social que lleva a sobreestimar el número de personas que juzgo que están de acuerdo con mi posición. ¿Qué creo yo que pasó? Calleja empezó a postularse (y mostrarse, que es muy importante) desde años antes que lo hiciera Simán (recuerdo que leí hace tres o cuatro años un artículo periodístico de Calleja que me hizo pensar que él estaba buscando “candidatearse”). La campaña de Simán, muy bien diseñada y conducida, levantó tanto y tan rápidamente sus números que le permitió a ese grupo llegar a creer que, en verdad, tenía posibilidades reales de ganar. Luego de las elecciones de alcaldes y diputados, los apoyos abiertos que recibió Calleja indicaban que era el candidato “ungido” y que la estructura partidaria operaría a su favor.

Veremos cómo le va al FMLN, donde se ha defendido una tradición mucho más verticalista que en ARENA, al punto que quienes han tratado de democratizar, resultaron expulsados. Las campañas ya empezaron. Hace unas semanas comenté la desastrosa entrevista que ofreció Gerson, el “exalbañil del pueblo” como él mismo se calificó, cuando recién retornaba de su estado de hibernación o entrenamiento. Me hizo pensar que había contratado un asesor de imagen muy estricto, pues se lo notaba maniatado, midiendo cada una de sus palabras, practicando nuevas poses y miradas a las cámaras (para ofrecer su mejor perfil, imagino que le dijeron). Su punto único: no quería ser percibido como el candidato “ungido por la cúpula”. Tanto insistió que Hugo, “el canciller del FMLN” como lo caracterizó un periódico, decidió por fin salir del diplomático silencio en que se había mantenido y meterse investido de poderes a la liza. (Me disculparán que los llame por sus nombres, pero siendo Martínez ambos, no queda de otra). Su lema: quiero ser el candidato de las bases.

Desde el punto de vista de las estrategias, esta campaña apunta a que será más jugosa para el análisis que la del otro partido. Ambos candidatos quieren mostrarse impolutos, lejos de la cúpula, lo que puede ser un error, visto lo bien que funciona ser “el ungido”. Realmente despierta el interés de ver cómo lo harán pues ambos han sido miembros importantes de los dos gobiernos del FMLN, así que una buena cuota de responsabilidad les cabe, por más que se empeñen en negarlo. De hecho, el ex presidente Funes humilló públicamente a ambos al hacerlos obedecer órdenes que iban contra toda decencia, como se recordará.

Psicólogo y columnista

de El Diario de Hoy.