Una caravana de unos 175 migrantes de El Salvador, Guatemala y Hoduras, en su mayoría, avanzaba ayer en su último tramo del recorrido de un mes de duración para solicitar asilo en Estados Unidos, pese a que el gobierno del presidente Donald Trump advirtió que podrían ser detenidos y deportados rápidamente.
Los migrantes llegaron el jueves a Tijuana, uniéndose a casi 200 más en su última parada antes de entrar a Estados Unidos.
Tres autobuses escoltados por la policía mexicana trasladaron a los migrantes, muchos de ellos mujeres, niños y transexuales, por una carretera de montaña plagada de curvas desde la ciudad fronteriza de Mexicali a Tijuana.
Algunos abogados planeaban impartir talleres gratuitos sobre el sistema migratorio estadounidense, debido a que muchos de los centroamericanos tienen pensado solicitar asilo a partir del domingo en el cruce fronterizo de San Ysidro, en la ciudad de San Diego, el más transitado del país.
Los albergues para migrantes en el vecindario Zona Norte de Tijuana, donde se ubican muchos burdeles y bares sórdidos, estaban llenos. Ello obligó a que los organizadores de la caravana buscaran otros lugares para conseguir un hospedaje temporal, dijo Leonard Olsen de Pueblos Sin Fronteras, un grupo activista que encabeza la caravana.
Los migrantes que pernoctaron en un albergue de Mexicali estaban cansados por el largo recorrido y nerviosos por la posibilidad de ser detenidos en Estados Unidos, pero también informados sobre sus derechos para solicitar protección de la persecución en sus países de origen, señaló Olsen. Muchos centroamericanos que pretenden solicitar asilo expresaron que enfrentan amenazas de muerte por parte de pandillas criminales en sus países.
Trump lanza advertencia
El presidente Trump reiteró el jueves que la caravana es una justificación para el muro fronterizo que quiere construir, pese a que los solicitantes de asilo planean entregarse a los inspectores fronterizos y están legalmente autorizados para solicitar protección. Trump indicó que ordenó al Departamento de Seguridad Nacional que “detuviera la caravana”, pero que se necesita hacer más.
“Necesitamos un muro fuerte e impenetrable que ponga fin a este problema de una vez por todas”, escribió.
Kirstjen Nielsen, la secretaria de Seguridad Nacional estadounidense, dijo que cualquier persona que intente ingresar a EE. UU. apoyándose en declaraciones falsas quedará sujeta a un proceso penal.
Advirtió que también podría quedar sujeta a proceso cualquier persona que pudiera asesorar a inmigrantes para que hagan declaraciones falsas en un intento de ingresar a Estados Unidos.
También el secretario de Justicia Jeff Sessions ha dicho que podría asignar más jueces de inmigración para que manejen casos relacionados con los miembros de la caravana.
La caravana de migrantes centroamericanos llegó a reunir hasta 1,000 personas a su paso por México, mientras Trump y sus colaboradores la calificaban como una amenaza significativa y la describieron como evidencia de una frontera disfuncional.