La violencia en El Salvador ocupa la atención de todos los sectores y constituye uno de los grandes retos que debe enfrentar todo futuro gobierno. Por fortuna hay un par de buenas experiencias en reducir asesinatos y atracos, la principal de ellas, la de Santa Tecla con el alcalde Roberto d’Aubuisson.
Hasta donde se sabe, las autoridades municipales de Santa Tecla no han separado las funciones de seguridad de lo que es la labor propia de la comuna, sino que, aunque hay un jefe de policía para esa labor, lo que se hace y se decide es parte de la diaria labor del alcalde y su equipo. Y ese “modelo” debe adaptarse por una venidera presidencia.
¿Qué queremos decir con eso? Si cabe tener un cuerpo policial, funcionarios que se ocupen de las cárceles, de vigilar los contactos de cabecillas mareros con el exterior, etc., el jefe de Gobierno debe tener, en la misma Casa Presidencial, un puesto de mando, al frente de un equipo que supervise, tome acciones, monitoree los registros a visitantes de los presidios vía videocámaras, ordene operativos, avale grandes operaciones...
En la actualidad un operativo policial se dispone en el cuartel, se manda a la barriada y allí encuentran que “todos los pájaros han volado”, pues nunca faltan las filtraciones.
¿Qué hacer en estos casos? Se sabe que en otros países es hasta el último minuto que se abre un sobre donde se dice lo que debe llevarse a cabo y dónde. Y esa sería una de las labores del grupo de gran confianza adscrito a Casa Presidencial, al lado mismo del despacho “del hombre”.
Así es como operan los drones en el Medio Oriente: quienes dirigen esas naves, escudriñan las pantallas, escogen los objetivos y oprimen el gatillo, no están en el Medio Oriente, sino en Nevada o Illinois o donde sea.
Igual con los registros, que deben supervisarse a distancia, no en el cubículo donde se realizan y sin sufrir ni amenazas ni estar expuestos a sobornos.
Hay que proteger a los niños,
ese gran regalo de Dios
Pasará un largo tiempo antes de que logremos tener un país pacífico, lo que precisamente destruyó la izquierda radical con sus odios y trasnochadas ideas. Mientras eso se logre las presidencias de este país no pueden soltar las tareas, estrategias y vigilancia a ministerios y funcionarios separados, que no estén bajo el mismo techo.
¿Qué hacer con las cárceles? Separar a los reos de acuerdo con su peligrosidad es necesario, como lo es involucrarlos en labores como reparación de carreteras o trabajos agrícolas. Además se debe revisar la ley minoril, culpable en gran medida del problema de las pandillas pese a las advertencias que en su momento se hicieron: colocar un manto de impunidad legal sobre menores hace que estos sean los naturales sicarios, los recolectores de las extorsiones y la carne de cañón de las pandillas, como en su momento fueron muchos niños la carne de cañón en la guerra.
El nuevo gobierno debe tener un especial interés en los niños y los adolescentes, en su formación y su seguridad. Y por lo mismo, los agresores, violadores y asesinos de niños deben pagar muy caro esos delitos, pues es atentar contra lo que son tesoros que Dios nos regala.