Los tres principales partidos de oposición, ARENA, el PCN y el PDC, emitieron un contundente respaldo a las posturas del secretario general de la OEA, Luis Almagro, y una condena al gobierno salvadoreño por su continuado apoyo a la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela (la única narcodictadura del mundo, como le llama Miguel Henrique Otero, presidente del periódico El Nacional de Caracas).
El comunicado se lanza después de la advertencia que hizo el senador Marco Rubio sobre “los efectos” que un respaldo a Maduro tendría. Los partidos de oposición toman distancia de los actos sin sentido del gobierno, para que no sean los salvadoreños los que paguen la factura de la decisión unilateral del grupo en el poder.
En tal sentido y fuera de los grupos que apoyan ciegamente al actual gobierno, la mayoría de salvadoreños rechaza las condiciones que actualmente imperan en ese país hermano, la persecución a los opositores, las agresiones contra la libre expresión y los periodistas, la hambruna que los desmanes de la narcodictadura han causado y que obliga a tantos allá a comer de basureros.
Si hay sanciones, es el mensaje de los partidos, esas no deben cargar sobre un pueblo exprimido y empobrecido por el actual gobierno, sino apuntar a sus abusos y desafueros, incluyendo la protección a los corruptos de izquierda, las agresiones contra la Corte Suprema y las alianzas con pandilleros con propósitos electorales.
“No deben pagar justos por un pequeño grupo de pecadores”.
Estados Unidos pueden ayudar mucho a El Salvador en el combate a la corrupción, al lavado, a las redes del narcotráfico y a detener el curso hacia la destrucción de la institucionalidad y la democracia que lleva el partido oficial, todo lo que contribuye a aliviar la presión para intentar emigrar a ese país y a Europa.
La lucha contra el mal no debe castigar a pueblos que son víctimas
El senador Rubio ha expresado su intención de combatir las dictaduras y los flagelos asociados en los países de Hispanoamérica, comenzando desde luego por el caso de Venezuela, que se ha transformado en un cáncer para todo el Hemisferio.
Y no es posible controlar las pandillas que asuelan a varios Estados de la Unión si no se erradica el cáncer en la propia Centroamérica.
El mal se combate persiguiendo a malhechores, no castigando pueblos que son sus víctimas.