Las declaraciones de un senador estadounidense no deben tomarse a la ligera, dijo la embajadora Jean Manes en una entrevista, al referirse a lo expresado por el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Marco Rubio, respecto al voto de gobierno salvadoreño en la OEA sobre el caso de la dictadura venezolana.
La advertencia se hizo tanto a El Salvador como a República Dominicana: un respaldo al despotismo de Maduro va a acarrear consecuencias para ambos países.
Rubio además externó su preocupación por el creciente autoritarismo del partido oficial, la corrupción que no se investiga con la celeridad esperada, la criminalidad y los hostigamientos contra la Sala de lo Constitucional.
Sobre el tema de la corrupción, el abogado guatemalteco Giovanni Fratti, en una conferencia que pronunció para el Movimiento Libertad, expone los vaivenes por los que pasó la Comisión contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), hasta corregir sus rumbos, lo que entre otras cosas llevó a la condena de “Manolillo”, un gángster del vecino país, y los enjuiciamientos al expresidente Otto Pérez Molina y la vicepresidenta Roxana Baldetti, que en estos momentos enfrenta una petición para que sea extraditada a Estados Unidos por tráfico de drogas y lavado.
Fratti recomienda que una CICIES salvadoreña debe pedir el apoyo de agencias de inteligencia de Estados Unidos y Europa para ir tras los corruptos, el lavado y el tráfico de estupefacientes. Y lo dice por una razón muy clara: un ente formado en El Salvador por el gobierno no solo encubriría a corruptos ligados a él, sino que perseguiría con razón o sin ella, a opositores políticos.
Pidan asistencia a agencias externas para combatir la criminalidad
A la vista de todos en nuestro país no se toca a “presuntos” corruptos de la izquierda de quienes todos saben que lo de “presuntos” es solo un adjetivo para evadir juicios; más corruptos, imposible. Y en esto hay distintas maneras de ser corrupto: no solo embolsarse dineros públicos, sino usar en su provecho bienes estatales como vehículos, escoltas y otras prebendas.
Y sobre todo la variedad más repugnante, el nepotismo, que consiste en despedir de sus cargos a empleados y funcionarios que los vienen desempeñando desde largo tiempo, para instalar en ellos a primos, sobrinos, hijas, mujeres y resto de las parentelas y en adición a las amigatelas.
La razón del daño que esto causa a un país es que se reemplaza a personas con experiencia por gente inexperimentada y no solamente inexperimentada, sino prepotente al presumir de sus nexos políticos y sumamente perjudiciales al ir de ocurrencia en ocurrencia manejando la cosa pública.
Y para el caso de estos designados políticos lo que sucede en aduanas, que van de desacierto en desacierto, incluyendo lo de “rotar personal” de un día a otro con el consiguiente desbarajuste y obvio resultado: pasar por las aduanas no solo es un calvario para los transportistas, sino que acarrea graves perjuicios a importadores y exportadores, costos que a su vez se trasladan a todos los consumidores, vale decir “el pueblo”, en un país.
Los promotores de una CICIES salvadoreña tienen ya señalado el camino, que incluye, como recomienda Fratti, la capacitación de jueces, fiscales y autoridades que combaten la delincuencia.
No hay tiempo que perder en esto.