Solución de Slim al muro: inversión, empleo e inventiva

Ejemplos deslumbrantes de lo que un país puede lograr después de sufrir una terrible devastación y con su territorio en ruinas hay muchos, comenzando por Alemania, Japón, Corea del Sur, Vietnam, la República de China en Taiwán.

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01 February 2017

Con muro o sin él, el empresario mexicano Carlos Slim dijo que lo mejor para México era dinamizar la economía, impulsar la inversión y crear empleo.

Slim sugirió formar industrias y actividades que reemplacen importaciones, lo que a su vez genera nuevos intercambios con el mundo y nueva riqueza. La clave, como ha sido en la edad contemporánea, es lograr mayor eficiencia en la producción, lo que a su vez implica renovar permanentemente, incorporar las últimas tecnologías, capacitar personal y apostar por ampliar mercados.

Slim debe estudiar el caso de El Salvador, país donde tiene inversiones y ha visitado, debe reunirse con voceros del gobierno, estudiar su apuesta económica, hablar con la dirigencia del oficialismo... Y volver a México  para recomendar todo lo contrario.

Ejemplos deslumbrantes de lo que un país puede lograr después de sufrir una terrible devastación y con su territorio en ruinas hay muchos, comenzando por Alemania, Japón, Corea del Sur, Vietnam, la República de China en Taiwán.

O lo que ahora se propone Rusia que sufre de escasa población --el comunismo casi siempre reduce el crecimiento demográfico-- contando con un as disimulado en la manga: un impuesto universal del diecisiete por ciento, lo que se traduce en la creación de capital de trabajo y, eventualmente, riqueza.

Nuestro pobre El Salvador, como contraste, sufre de una implacable voracidad fiscal, el despilfarro de presupuestos, la inamovilidad de grupos de incapaces como los que dirigen el sector seguridad, las burocracias que ahogan con más y más regulaciones y exigencias, como las que están paralizando los pasos fronterizos.

Un furgón con mercadería necesita, de promedio, 96 horas para pasar aduanas, pues todo son sellos, revisiones, firmas, más firmas, otras revisiones, inspectores. Como en todo lo demás. 

Los productores de nuestro país, y en primera línea los constructores que son una fuerte fuente de empleo, vienen clamando por “ventanillas únicas” donde de una vez se realicen todos los trámites para cualquier proyecto o programa que quiera implantarse, pero se estrellan contra mentes inamovibles, lo que obliga a ir de La Seca a La Meca (La Seca era Córdoba durante el medioevo español) en trámites: y en todas partes firmas, demoras, insinuaciones...
 

¿Sobrevivirá un neomercantilismo
en la era de la globalización?

 

México tiene mucho a su favor para realizar la visión de Slim: un territorio muy grande y variado, población educada, competitividad, una rica diversidad cultural que estaba en pie y floreciente cuando llegó Cortés con su pequeño ejército, entre ellos el gallardo capitán alto y rubio Don Pedro de Alvarado, a quien los indígenas mexicanos identificaron de inmediato como Quetzalcoatl...

Pero México sufre de corrupción como se ha ido generalizando en Hispanoamérica, sin que ese flagelo se combata a fondo, como está sucediendo en nuestro país.

Y el problema mexicano se evidenció ante el mundo con el caso del negro Durazo, ¡un jefe policial que durante su administración amasó una fortuna calculada en quinientos millones de dólares!

Ir del dicho al hecho obliga a un largo trecho, pues, como dijo Slim, los países por sí solos no pueden ni desconocer ni anular las normas y principios enmarcados en el convenio mundial de comercio, un marco de referencia que mucho bien ha hecho al mundo.