Por los siglos de los siglos las necesidades fundamentales de las personas han sido únicas y parece que no cambiarán: alimentación, salud, educación, trabajo, abrigo, afecto, espiritualidad entre otros; desde que existimos, y muchos antes de que se estableciera de manera formal la carta de los Derechos Humanos; la búsqueda de satisfacción de esas necesidades es histórica. Lo que es novedoso en cada era, cultura o espacio son los satisfactores, esas son las múltiples formas de carácter vulnerables e instrumentalizables de satisfacer las necesidades básicas humanas.
Por ejemplo; el grueso de las familias salvadoreñas en un fin de semana satisface su necesidad de convivencia y hambre con un banquete de tradicionales pupusas; la necesidad es el hambre y la convivencia, el satisfactor son “las pupusas”; esa misma escena cambiará en otra parte del mundo, pero la necesidad axiológica será las misma: hambre y afecto.
La anterior es la premisa fundamental del libro: “Desarrollo a Escala Humana”, de Manfred Max Neff y de un equipo de conocedores del desarrollo, que por cierto es gratuito y de libre alcance en internet; pero lo sustenta sobre el objetivo de la búsqueda de la calidad de vida de las personas en buena relación con su entorno o al menos en equilibrio. Sostienen que las necesidades han respondido a los verbos: ser, tener, hacer y estar.
Los autores afirman que son los satisfactores los peligrosos, los que en algún momento pueden atentar contra la dignidad humana y las escalas de valores; por satisfacer el hambre se cae en la tentación de la comida chatarra o de los transgénicos; por satisfacer la salud se abandona la medicina ancestral, por satisfacer la necesidad de abrigo se buscan marcas; y hasta se trae a cuenta el eco-cidio, como parangón de que estamos acabando con la naturaleza a fin de responder a un “seudo desarrollo”, y así múltiples ejemplos, que han llevado a la humanidad a una sociedad de consumo para unos y frustración para otros. Y solo a unos pocos a la opulenta satisfacción no fundamental de sus bolsillos.
La crítica de los autores no termina ahí; y señalan que la ambición de construir satisfactores inhumanos tiene a América Latina en una crisis de utopía; América Latina ha perdido su capacidad de soñar; el abuso de la tecnología y de los otros satisfactores la ha alejado de los sueños colectivos y en consecuencia de la construcción de esperanza.
Basada en la “defensa de derechos individuales”, se ha dejado del lado el principio de la solidaridad y se ha agudizado la crisis de liderazgos comprometidos y con ello se ha lacerado la confianza social. y se ha agudizado la crisis política que redunda en una economía globalizada. Nos hemos olvidado de crear satisfactores dignos que respondan a las necesidades humanas fundamentales de unos 167 millones de latinoamericanos que para 2014, la CEPAL estimaba el 28 por ciento vivían en la pobreza, de los cuales 71 millones viven en la indigencia, al límite de la subsistencia, que se sitúa en los dos dólares al día, y que en su mayoría son jóvenes.
También, de manera pedagógica, se describe en el documento que los satisfactores pueden ser multifuncionales, o que uno solo puede responder a diferentes necesidades; como ejemplo, la autoestima una construcción que corresponde a la necesidad de libertad y de afecto. Un hecho como la violencia demanda de la necesidad de protección, pero al mismo tiempo inhibe la facultad creativa, la necesidad y derecho de movilización y otros.
En ese contexto, el Desarrollo a Escala Humana es una crítica a los sistemas, pero también una propuesta y desafío para que, a partir del poder local, sujeto colectivo, liderazgos, consideren condiciones y produzcan novedosas e ingeniosas ideas de satisfacer las necesidades humanas sin violentar la dignidad y la naturaleza. Este es un documento que debería ser leído y releído particularmente por aquellos tomadores de decisiones que se inclinaron por la verdadera transformación sociales, sin desmerecer otros textos académicos con similares intenciones, pero con enfoques diversos.
Periodista especializada en turismo
y desarrollo local. Colaboradora
de El Diario de Hoy.