El Salvador no asiste a cumbre sobre corrupción en Brasil

El rechazo a que se investigue si hubo o no hubo pagos de Odebrecht indican la validez de "presuntas" sospechas, las que en todo caso en cualquier momento pueden aclararse con las indagatorias que lleva la Fiscalía brasileña sobre el caso.

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20 February 2017

Con gran exhibicionismo la policía viene capturando a acusados de lavar dinero, embolsarse fondos públicos, triangular cuentas... los presuntos enriquecidos deben afrontar la justicia.

La policía es la primera en enviar fotos de los capturados, detenciones que se hacen a media noche (como los nazis y los comunistas rusos en su momento), a la salida de bodas, en oficinas, para subir volumen al escándalo.

Pero no hay un solo caso de capturas a posibles corruptos ligados al oficialismo; no sólo no hay capturas sino que pareciera se ha blindado a algunos nombrándolos en puestos estatales de importancia.

A esto se suma la lentitud, por momentos sospechosa, a que se investigue si hubo o no hubo pagos de Odebrecht; hay indicios sobre las “presuntas” sospechas de que ilícitos de esta empresa en el país, las que en todo caso en cualquier momento pueden aclararse con las indagatorias que lleva la Fiscalía brasileña sobre el caso.

Lo que nos recuerda una anécdota de cuando Winston Churchill fue hospedado en la Casa Blanca en una visita que hizo durante la Segunda Guerra mundial.

Estaba Churchill como Dios lo trajo al mundo en su dormitorio, cuando de pronto abre la puerta el presidente de Estados Unidos, que se queda atónito.

“Pase adelante, dijo Churchill; los ingleses no tenemos nada que esconder...”.

Lo que no parece ser el caso ahora con Odebrecht y El Salvador, o más bien Odebrecht y los dos últimos gobiernos salvadoreños.

Pareciera que el oficialismo se esfuerza para no poner en peligro el sacro principio revolucionario, piedra angular de todo régimen comunista, de “lo robado, robado queda”, El Salvador no asistió a la cumbre anticorrupción celebrada en Brasil, sin duda para no comprometerse firmando o dejando de firmar resoluciones finales.
 

El arma más eficaz contra corruptos es la denuncia pública 

 A esto se suma la negativa inmediata del gobierno de investigar los vínculos de Odebrecht con pasadas presidencias, pese a que hay un antecedente muy revelador: Odebrecht financió, según denuncian medios brasileños, con dos millones y medio de dólares la campaña presidencial de Funes, amen de que la firma brasilera estuvo a punto de ser contratada por CEL para desarrollar una ampliación en su capacidad generadora.

En cuanto a CEL las investigaciones sobre los pagos hechos a Astaldi por el Gran Hoyo del Chaparral, van a paso de tortuga.

Astaldi recibió casi el cuarenta por ciento del costo de la obra, pese a haber realizado menos de un veintinueve por ciento, como se reveló en su momento.

El pago fue autorizado durante el período de Funes, “presunto” prófugo ahora encuevado en Nicaragua donde la lenta justicia salvadoreña puede un día llamarlo a responder, a menos que se anticipe la justicia divina.

La más efectiva arma contra la corrupción es la denuncia pública, motivo por el cual en los regímenes totalitarios no solo no existen medios independientes sino que los regímenes hacen todo lo que está a su alcance para silenciar voces disidentes, como en Cuba y crecientemente en Venezuela.

Pero la libre expresión además de ser un vehículo para lo político, es asimismo el medio para exponer cuestiones de cultura, movimientos ciudadanos, problemas de la gente, denuncia cívica.