Uno de los componentes del plan "El Salvador seguro" consiste en montar reuniones comunitarias en las que "voluntarios" van a aleccionar a los vecinos sobre civismo, moral, convivencia, etc., pero que se aprovecha para preparar cuadros de apoyo para las venideras elecciones, un esquema para indoctrinar a los pobladores de las comunidades que se adhieran.
El plan se presenta en un documento de más de ciento cincuenta páginas ofreciendo de todo a todos.
Tal cosa es norma en regímenes autoritarios: indoctrinar sectores, condicionarlos para que se adhieran a las campañas del grupo en el poder.
Es claro que la siembra de resentimientos sociales, de odio de clases cala en las almas de muchos incautos. Es lo que durante cincuenta años se viene haciendo en aulas universitarias y lo que llevó a los movimientos sindicales de los Años Setenta a destruir el país y, en el proceso, aniquilar sus propios empleos.
No se puede pedir enseñanza moral a los que por dogma rechazan muchos de sus principios, calificándolos como una invención de “burgueses” para someter a sus congéneres.
Aunque se dice que participan pastores de diferentes iglesias, no hay resultados de conversión y pacificación notables, sobre todo tratándose de instituciones que velan por la moral y la convivencia, que vigilan, educan, consuelan, se sacrifican por otros y solo en casos muy censurables, de violentos disfrazados de curas, traicionan sus apostolados.
En esto el partido oficial es consecuente con la prédica del ateísmo que viene desde Marx ("la religión es el opio del pueblo"), aunque por conveniencia y para engañar a mucha gente en ocasiones portan medallones como Castro al bajar de la Sierra con el de la Virgen de la Caridad, o se dejan ver en publicitadas misas.
La moral y el civismo no van a inventarse en reuniones convocadas por dogmáticos y manejadas por “voluntarios” a los que previamente han escogido.
Tampoco las iglesias van a tolerar que en los encuentros tengan una participación hipócrita e interesada pandilleros ni grupos ligados a la delincuencia, los que precisamente entran en alianzas con sectores oficialistas durante los eventos electorales y que son premiados sea con treguas, fiestas dentro de los presidios o parcial impunidad.
En la sociedades libres, asociarse es un acto voluntario, no forzado
El programa es un remedo de Educo, que unía maestros, alumnos, padres de familia y gente decente de las comunidades para forjar convivencia y cuidar la educación.
Ese programa, premiado internacionalmente, fue cancelado de golpe por el gobierno efemelenista al asumir la Presidencia, pues no iba a tolerar que los maestros dejaran de ser manipulados vía organizaciones alineadas con el oficialismo, a lo que se suma que una de las finalidades es condicionar la conducta y las ideas de los niños, que en los Estados totalitarios terminan siendo forzados a dejar sus familias a los seis años para convertirlos en carne de cañón.
En las sociedades libres y siguiendo el natural instinto de la mayoría de personas, asociarse, forjar entidades o simplemente quedarse al margen son actos voluntarios, pues además siempre la persona tiene la opción de salir de ellas, de unirse a otros grupos o seguir camino por su cuenta.
Son opciones que no tienen, como ejemplo, los médicos en El Salvador, que "u obedecen u obedecen" o pierden su empleo.
El plan “El Salvador seguro” apunta a ser un instrumento de regimentación
No se puede pedir enseñanza moral a los que por dogma rechazan muchos de sus principios, calificándolos como una invención de "burgueses" para someter a sus congéneres.
23 February 2017