Con lágrimas de cocodrilo el Secretario Técnico de la Presidencia dijo que no era posible vivir con cien dólares al mes, por lo que los salarios mínimos decretados a través de una turbia movida del Ministerio de Trabajo, incrementarían el poder adquisitivo de los trabajadores pero sin tocar el costo de la canasta básica, como si al subir el precio del maíz no se afecta el de las tortillas.
Eso que dice el Secretario es una gran noticia, pero siempre que esté basada en estudios reales y comprobables. De hecho el oficialismo cree que en el mundo real, del trabajo, los salarios se asignan a dedo como en el gobierno del cual es miembro, con el feliz resultado para ellos, que personas que por su cuenta difícilmente harían más de unos quinientos o seiscientos dólares por mes, ganan miles.
¿Se ha sentado el secretario o algún miembro de la cúpula dorada, a hacer números con las empresas que ya anunciaron que van a cerrar si esos salarios se mantienen?
Y aunque no se haya sentado con ellos, ¿no le dice nada el que con los salarios y costos vigentes, están para perderse dos mil setecientos puestos solo en el sector maquilero?
Para una persona que pierde su empleo, como para cualquiera, vivir con cien dólares al mes es muy difícil, pero vivir sin siquiera esos cien dólares, lo que es la realidad del desempleo, es todavía peor, pues hay que comer basura como en la socialista Venezuela.
Y ya que están en eso, ¿por qué no se asigna un salario mínimo de dos mil dólares, para en tal manera, como afirmó en una entrevista televisada, “...haya más ingreso y más consumo en la economía”, cantinela que tienen desde que el espíritu de Marx les dio la fórmula de la pomada mágica: incrementen salarios y vamos directos a la gran bonanza.
Lo planteado parece igual a lo que aseguraba un efemelenista que hace rato desapareció del mapa, de tener las fórmulas para bajar los precios de los combustibles que importa el país...
“Si sube el maíz, no subirá el precio de las tortillas...”
Volvamos a la pregunta: si con los costos y salarios vigentes hasta el 31 de diciembre del 2016 muchas empresas se vieron forzadas a cortar empleos o a cerrar, ¿cómo será posible que aumentando los salarios y prestaciones por decreto no se va a incrementar la desocupación en el país?
El secretario técnico dijo que esperaba que los incrementos no cortaran “el diálogo” que el oficialismo mantiene con el sector productivo, como si fuera posible dialogar con gente que no hace números, que no se sienta a analizar los problemas puntuales que enfrentan las empresas que serán afectadas, que están cerrados a la razón y a los argumentos de otros.
No significa nada que en otros países los salarios mínimos sean más altos que en El Salvador, pues nosotros estamos a la cola en Iberoamérica, después de Cuba, Venezuela, Haití y Nicaragua, en productividad, inversión, crecimiento y confianza.
Lo que queda evidente es que lo que suceda con miles o decenas de miles de trabajadores importa muy poco al gobierno, que busca un colapso económico para llegar al sueño socialista, de una cúpula viviendo en la opulencia a costas del trabajo de masas a las que les manipulan sus vidas.
Lo que se propone el gobierno: que la gente pierda su empleo
Para una persona que pierde su empleo, como para cualquiera, vivir con cien dólares al mes es muy difícil, pero vivir sin siquiera esos cien dólares, lo que es la realidad del desempleo, es todavía peor.
05 January 2017