Enviar a un niño a la escuela o colegio siempre tiene un costo: pagar transporte en muchos casos, comprar o elaborar uniformes, adquirir libros de texto y darles algo para comer...
Con ese dinero, por pequeño que sea, muchas familias pueden hacerse de una computadora, tener servicio de internet y estudiar online cuando por amenazas u otras dificultades los niños o jóvenes no puedan ir a centros educativos, lo que más y más es el caso en El Salvador a causa de las maras.
Las pandillas, el tema que se obvió en el mensaje del gobierno para la conmemoración de “los acuerdos de paz”, pues difícilmente se puede hablar de paz en un país donde la agresión contra la población prosigue casi al mismo ritmo que en los años de la guerra.
En el espacio cibernético la oferta de cursos sin costo, programas para aprender otro idioma (de preferencia el inglés por las oportunidades que hay para trabajar, pues la otra lengua que el sistema público patrocina, el Nahuatl, no parece tener mercado), cursos de español, literatura, historia...
Un joven o un adulto encerrado en su casa puede educarse casi tan bien como si asistiera a buenos centros escolares o prestigiosas universidades, pues inclusive hay programas para estudiar maestrías a distancia.
La salvedad de “casi tan bien” apunta a un aspecto importantísimo en la educación: interactuar con otros, discutir, analizar, reunirse para leer obras complejas, simplemente conversar es posible únicamente cuando existen esos “otros” con inquietudes o vocación cultural.
De allí la frase de que el entorno educa, de que es más fácil para un parisino alcanzar un nivel de refinamiento intelectual y espiritual significativo, de lo que es para los que viven en pequeños pueblos o aldeas en el interior de Texas, de Ruanda o en La Campanera.
Pero más y más hay foros y grupos de discusión donde los participantes están a miles de kilómetros de distancia unos de otros; se forjan amistades entre una joven que vive en Soyapango y un italiano de Palermo.
Lo ideal siempre es estudiar guiado por un maestro que lo sea en el buen sentido de la palabra: personas que quieren enseñar bien, que se interesan por sus pupilos, que les infunden una medida de amor por el saber como Sócrates con los atenienses que lo seguían en las plazas y los mercados.
¿Cuánto tiempo pasará, antes que podamos salir al sol?
La educación a distancia como complemento a lo que se recibe en escuelas y colegios, o como lo esencial para familias en medio de barriadas peligrosas o caseríos estériles, ayuda a toda la familia, que puede sacrificar tiempo de otros entretenimientos, como ver el fútbol o culebrones, las “novelas”, para participar con sus hijos aprendiendo geografía, historia o buenos hábitos de vida.
Otro idioma y de preferencia el inglés por las oportunidades que abre, equivale a duplicar la valía de una persona: se dice metafóricamente que alguien que hable dos idiomas “vale por dos” y quien hable cinco “vale por cinco”, o al menos puede disfrutar la vida y la cultura con más amplitud.
Sin ser pesimista pero oyendo las verborreas alrededor de los “acuerdos de paz”, le espera a los salvadoreños muchas largas noches antes de poder salir de sus refugios y vivir como las personas civilizadas viven en las establecidas y sólidas democracias del mundo.
Puede alguien educarse bien aprendiendo a distancias
Lo ideal siempre es estudiar guiado por un maestro que lo sea en el buen sentido de la palabra: personas que quieren enseñar bien, que se interesan por sus pupilos, que les infunden una medida de amor por el saber.
19 January 2017