Población rechaza que nombren a expertos en movidas

La mayoría de gente se pregunta si haber dinamitado "cajas telefónicas asesinas", como las llamaban, capacita a alguien para desempeñarse como ministro de Comunicaciones.

descripción de la imagen

Por

07 December 2016

La Fiscalía General de la República sigue una investigación penal por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito contra Leonel Flores, exdirector general del ISS“S” (ya que de “social” tiene muy poco), personaje que, al igual que su expatrono Mauricio Funes, se fue del país y se encuentra viviendo en México.

    Funes presentó en su momento a Flores como un eminente médico, experto en administración, que dejaba una exitosa carrera en Estados Unidos para abnegadamente servir a “su pueblo”, como él mismo dejó de ser entrevistador de televisión para disfrutar del poder y luego correr a asilarse en Nicaragua al ser procesado por presunto enriquecimiento ilícito.

En vez de servir a un país, se sirven del país para sus insaciables apetencias.

Todo el pedigree con que se adornó a Flores se ha demostrado o falso o exagerado al extremo, pues su gestión en el ISS“S” fue nula, gestión por la que recibía salarios y sobresueldos, además de permanecer en el círculo íntimo de Funes.

El caso Flores no es único, en el sentido de nombrar a individuos sin capacidades conocidas en puestos públicos, lo que es casi norma desde la previa y la actual presidencia: los que ocupan ministerios, direcciones generales, autónomas, etc., están allí no por lo que saben o por previas exitosas o inclusive modestas capacidades o experiencias, sino como premio a su militancia en la guerrilla en los Ochenta o por parentescos.

Se les nombra para que tengan un alto salario y sobresueldos y prestaciones que pagan todos los salvadoreños, inclusive escoltas, privilegios diversos, bonificaciones y sólo Dios sabe qué otros beneficios, aunque parte de eso está saliendo a luz en las investigaciones que está realizando la Sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia.

La mayoría de gente se pregunta si haber dinamitado “cajas telefónicas asesinas”,  como las llamaba la guerrilla, capacita a alguien para desempeñarse como ministro de Comunicaciones, al igual que dar fuego a buses de transporte urbano no constituye ninguna credencial honesta.

Sufren las grandes inepcias
los más pobres de los pobres

 
El resultado de tales nombramientos es que las instituciones donde se coloca a esa clase de personajes comienzan a ir a la deriva, de error en error, de descalabro en descalabro.

De allí la lipidia en que se encuentra la mayoría de escuelas en el país, muchas de las cuales a estas alturas del año no han recibido los bonos correspondientes a enero, siguen con sus techos destartalados, con pésimos servicios “sanitarios”, sin mobiliario completo... de la misma forma como en clínicas, hospitales y centros de salud no hay medicamentos, las instalaciones están deterioradas, los aires acondicionados no funcionan, no hay agua...

Bien administrar no es algo que se aprende sobre la marcha o un saber que trae todo niño al nacer, sino que es tarea de profesionales y además profesionales que han ido escalando posiciones con el correr de los años. 

Y si tanta es la necesidad de dar salarios a gente que pasó enmontada la mayor parte de su vida adulta, por lo menos que se nombre en las instituciones a gente capaz no política, que evite errores y metidas de extremidades. Esto porque quienes pagan las consecuencias son todos los salvadoreños y en especial los más pobres de los pobres...