Cuando visito a un amigo en su rancho en la playa, le dice a su asistente: a las 11:00 esté cerca del portón porque llegará Pedro… ¡Y siempre llego a las 11:00!… Sabiendo la distancia de mi casa al rancho, los semáforos que tengo que pasar, las obras de Fovial y la densidad del tráfico, calcular el tiempo a 80 km/h, más un margen del 10 % por si los semáforos los encuentro en rojo, es fácil. Y sabiendo cuánto tiempo necesito, salir a la hora adecuada, también… ¡Así es que siempre llego puntual!
En Semana Santa contabilicé treinta visitas en los últimos cuatro años y solo en una llegué diez minutos tarde… ¡La puntualidad nos ayuda a planificarnos y a prever el tiempo para cada cosa!
Pues hablando de puntualidad y sus ventajas, me dijo un interlocutor, ¡te lo creo porque lo dices tú! Pero ser puntual en El Salvador es complicado… ¡Lo normal es que la gente no llegue a la hora acordada!…
El tiempo es el mismo para todos y es uno quien decide ser puntual, según su educación en el buen hábito del respeto al tiempo propio y al ajeno…
La “belleza de la puntualidad” la descubrí el primer día que llegué a Alemania en enero del 67, hace 52 años… Un invierno con 14 grados bajo cero. Observando desde el lobby del hotel la parada de buses, vi que llegaban, paraban 20 segundos y continuaban… Salí y comprobé, que el horario indicaba la hora y minutos que pasaba cada bus. Ya en el bus medí el tiempo y en las 14 paradas hasta llegar a la estación del tren, lo cumplió exactamente.
Y lo de la “belleza” de la puntualidad se debe a que salía del hotel justo dos minutos antes y así solo esperaba uno para abordar el bus… Si alguna vez estuvo en la calle a las 5:00 de la mañana, a catorce grados bajo cero, sabe que aunque esté muy abrigado, se siente lo intenso del frío en la nariz y en las orejas y los minutos se alargan.
¿Preguntando por qué la gente no es puntual? Estas son las respuestas… ¡No se exige ser puntual!… ¡No se enseña a ser puntual! ¡Como todos son impuntuales, se acepta la impuntualidad como normal!… ¡No han descubierto ni encontrado el sentido y las ventajas de ser puntual! ¡Les “vale” que los estén esperando! ¡Los políticos y los miembros importantes del gobierno son los más impuntuales!... Y como estas, más respuestas que usted imagina…
Pero, ¿se puede aprender a ser puntual? ¡Claro que sí!… Uno de los primeros proyectos que implantamos en las empresas que quieren mejorar su rentabilidad es precisamente el manejo del tiempo... Y no se imaginan cómo en pocos días se reducen todos los problemas que causan retrasos y otros ligados a las consecuencias de los retrasos.
Ser puntual tiene además otras ventajas: planificar en tiempo propio y los colaboradores, concentrarse en las cosas que aportan valor, no desperdiciar el tiempo propio y el de otras personas, priorizar las cosas diferenciando las importantes e implantar una cultura de puntualidad, que falta en todo el país.
Además, si se respetan los horarios, dispondrá de un 25 % de su tiempo para las cosas que le gusta hacer y no tiene tiempo de hacerlas. Viéndolo así… ¡La puntualidad es una belleza!
Columnista de
El Diario de Hoy.
pedroroque@metodopr.com