El año difícil, año convulso que agobia a salvadoreños

Pese a mucho de lo que agobia a El Salvador, incontables personas y grupos perseveran, trabajan, planifican, se capacitan, se insertan en las cadenas productivas, hacen lo que pueden para seguir el paso del mundo contemporáneo.    

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29 December 2016

El final del año encuentra a El Salvador presa de la incertidumbre, sujeto a las maniobras de un partido que se empeña en coartar libertades y es incapaz de ordenar sus fianzas, de oír a la opinión pública y llegar a acuerdos con la oposición política y los sectores de trabajo.

A esto se suma el peso de una enorme deuda, siendo nuestro país el que recibe la menor inversión foránea del Hemisferio, además de encontrarse al borde de la insolvencia y disputarse, con Honduras y Guatemala, el rango de la nación más violenta del mundo.

El Salvador está bajo el azote de la corrupción, que se persigue de acuerdo con los colores partidarios de los acusados y con el objetivo aparente de desacreditar la oposición política de cara a las venideras elecciones.

Como consecuencia, el grupo en el poder se niega a que la lucha contra todas las formas de corrupción, desde enriquecimientos ilícitos hasta lavado de dinero, se enmarque en lo que otros países ya opera, las CICIG.

El sabotaje a las denuncias públicas y a la labor de la Sección de Probidad de la Corte Suprema se manifiesta en múltiples formas, desde negar o desaparecer información como la de los viajes de Funes, que corrió a asilarse en Nicaragua, hasta blindar a presuntos enriquecidos nombrándolos en importantes puestos.

Corrupción es además sostener en cargos públicos de gran importancia a personas incapaces de desempeñarlos, como es el problema a lo largo y ancho de la República, evidenciado en  fracasos --o actos de mala fe-- como lo del Gran Hoyo del Chaparral y los nombramientos de gente no idónea en puestos diplomáticos, sumándose a lo anterior el estado ruinoso de las vías públicas, el mal suministro de agua, el receso creciente de los mantos freáticos, las torpezas relacionadas con agricultura...

En teoría, el país crecerá en un dos y tantos por ciento, una cifra que parece “sacada de la manga”, pero que no toma en cuenta el deterioro grave de la infraestructura en todos los órdenes, desde las carreteras, calles y caminos, hasta los equipos de los hospitales y sus instalaciones. Si se calcula el costo de reparar y reponer, caemos en un retroceso.

La extorsión es un problema que está carcomiendo la economía nacional, golpeando al pequeño comercio, a talleres, a los transportes, a los vecinos de las colonias, que se ven forzados a pagar por el solo hecho de “estar allí”.

Esto, por desgracia, es un mal que aflige a varios países de Iberoamérica, en parte por la carencia de planes y estrategias que logren erradicarla.

El problema salvadoreño es que su aparato de seguridad está bajo control de personas que han fracasado en su cometido.
 

Si en la normalidad cuesta,
aquí es de héroes del trabajo

  

El partido en el gobierno está cerrado al entendimiento con grupos o sectores que no sean parte de su entorno; literalmente el país está en manos de personas incapaces de entender o de querer entender que el mundo de hoy evoluciona aceleradamente y, por lo mismo, no puede regirse con dogmas viejos en 180 años.

Pese a mucho de lo que agobia a El Salvador, incontables personas y grupos perseveran, trabajan, planifican, se capacitan, se insertan en las cadenas productivas, hacen lo que pueden para seguir el paso del mundo contemporáneo.

Si en condiciones normales, en sociedades pacíficas, en países desarrollados es muy difícil iniciar y sacar adelante actividades y empresas, en regiones convulsas y hostigadas por sus propios gobiernos, ser exitosos, encajar en un mundo competitivo, es tarea de héroes del trabajo, la fe y la perseverancia.