El miedo está dominando a la sociedad salvadoreña

El doctor José Miguel Fortín Magaña expone la desesperanza, que cunde en todas las clases sociales y especialmente entre los jóvenes, quienes quieren irse del país "por miedo".

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07 November 2016

En las principales decisiones que toma la extrema izquierda, “al país le sale el tiro por la culata”...

Por venganza ciega, la guerrilla forzó a suprimir la Guardia Nacional, sin dar oportunidad a que el cuerpo se depurara de  malos efectivos  y prácticas y mantuviera la presencia de buenos y sacrificados soldados que día y noche, bajo sol o lluvia, patrullaban el territorio combatiendo la delincuencia.

Las consecuencias se sufren minuto a minuto con asesinatos, ametrallamiento a buses, extorsiones, raptos, violaciones, secuestros, todo lo que los pandilleros aprendieron de la guerrilla y de delincuentes sin otra filiación que sus perversidades, sicópatas que matan sin remordimiento.

Como señaló hace poco el exdirector de Medicina Legal, Dr. José Miguel Fortín Magaña, fundador del Instituto Libertad, actualmente la población tiene miedo, está tensa y lo que quisieran muchísimos es dejar El Salvador, hacer su vida en países tranquilos, seguros, con instituciones sólidas y confiables.

Es por esa añoranza por escapar de la violencia y poder labrar sus futuros en libertad, que los salvadoreños quieren emigrar y los cubanos lo hacen cuando pueden, como antes los búlgaros, los lituanos o los rusos anhelaban salir de los infiernos totalitarios que los esclavizaban.

El doctor Fortín Magaña expone la desesperanza, que cunde en todas las clases sociales y especialmente entre los jóvenes, quienes quieren irse del país “por miedo” y en las universidades hay una gran cantidad de ellos que están pensando trabajar en el extranjero si la oportunidad se les presenta.

El noventa por ciento de los estudiantes de medicina en las facultades donde labora quisiera irse de El Salvador, ejercer su profesión en otros países, dice.

“Yo trabajo con la embajada de un país extranjero viendo las personas que contra sus deseos, el deseo de vivir en su tierra, quieren irse por miedo, y eso no disminuye, eso aumenta”, ilustra.

Pero esa angustia, angustia que sigue como una sombra a todos los pobladores en esta tierra, es un sentimiento general, no saber qué puede ocurrir desde el momento que se sale de la casa ni tener plena seguridad de volver por la noche.

Fortín dice que, tristemente y contrario a lo que declara el gobierno, la violencia no ha disminuido, como él y todos quisieran, sino que está igual o en aumento, a lo que se suman los asesinatos de policías, cinco en una semana.
 

Salíamos de la barbarie
para hundirnos de nuevo

 

Fortín menciona los operativos policiales que se realizan, que tienen efectos contrarios al dejar expuestas a las personas que colaboran señalando dónde están los pandilleros y quiénes son. Pero al irse la policía --y él hace una diferencia entre el cuerpo que decide el operativos de los agentes que participan-- con frecuencia los vecinos sufren represalias terribles.

La gente afronta asaltos en los buses donde se transporta, cobro de “peajes” por ir o salir de una colonia, “rentas” o extorsiones periódicas, además del peligro que corren sus hijos e hijas, siempre expuestos a que los recluten para transformarlos en esclavos de corta vida.

Con la Revolución Francesa y la Independencia de Estados Unidos pareció como si la humanidad iba finalmente a librarse de la barbarie paulatinamente, pero ahora corre el peligro de hundirse de nuevo en ella.