A Washington a denunciar a quien denuncia la robadera

Señalar lacras graves y problemas es siempre es el inicio para corregir lo que marcha mal, más cuando los encargados de hacerlo no sólo no enmiendan nada, sino que además se enojan.

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13 October 2016

Un diputado de uno de los tres países más violentos del mundo y que al mismo tiempo se cuenta entre los diez más corruptos (el nuestro, por si no lo han adivinado) viajó a Estados Unidos para protestar “por las intromisiones” de la Embajadora de Estados Unidos en asuntos que, según él, no le incumben, como es combatir la corrupción y el crimen organizado.

La mayoría de la gente de bien en nuestra tierra, los que producen, comercian y se mueven por el territorio, apoya a la Embajadora Jean Manes, como está de acuerdo con que diplomáticos, entidades internacionales, analistas políticos y cualquier persona que vive de su esfuerzo, critiquen, acuerden o se queden callados.
   
Bien dicen que “en casa de ahorcado no se menciona cuerda”, por lo que en casa donde los encargados de la seguridad de la gente han fracasado en su cometido y cuando a plena luz del día ven a funestas figuras enriquecerse y pasar de muy modesta posición a multimillonario inversionista, es más que refrescante que alguien diga las cosas como son.

Señalar lacras graves y problemas es siempre el inicio para corregir lo que marcha mal, más cuando los encargados de hacerlo no sólo no enmiendan nada, sino que  se enojan. Y regañar a embajadores ya se volvió usual, regaños que no deben de sentar bien a los países que los nombran y que adicionalmente tienen significativos programas de asistencia para quienes los necesitamos. 

No sabemos cuánto logró el señor diputado, tomando en cuenta su elocuencia, sus dotes de diplomático, su personal distinción... hay que partir de una realidad: que el nombramiento de un embajador pasa por muchas instancias y revisiones, aun cuando sea decisión exclusiva de la presidencia, como es el caso de la embajadora Manes, persona que ha demostrado no sólo gran profesionalismo, sino mucho interés por nuestro país.

¿Quién no se conduele por lo que sucede a un país con el potencial que tiene El Salvador y la historia de progreso, competitividad, iniciativa y vigor que tuvo hasta la presidencia de Antonio Saca?
 

¿Cuál será el resultado
de poner los reflectores?

  

El viaje del distinguido diputado puede tener efectos muy negativos, como ocurrió con la movida de Daniel Ortega de poner a su mujer como candidata a la vicepresidencia y además servir de refugio a ladrones; puso los reflectores sobre Nicaragua, lo que llevó a que el Congreso estadounidense decidiera vetar la aprobación de créditos para el régimen sandinista.

Puede ser que el diputado haya llegado a alborotar el avispero, pues lo lógico es que en el Congreso decidan oír la versión de su Embajadora sobre el desastre salvadoreño.

El partido en el poder no aguanta un escrutinio ni siquiera superficial, comenzando por su incapacidad para manejar las finanzas públicas, brindar servicios mínimos a la población y acabar con la inseguridad, a lo cual se agregan el problema de la corrupción y los incansables esfuerzos que hace para tapar las gusaneras.

En Washington muchos deben de preguntarse si los programas de asistencia estadounidense a El Salvador no terminan en parte en bolsillos privados...

De todo hay en la viña del Señor. Hay diplomáticos de países “revolucionarios” que se involucran en toda clase de fechorías. Se cuenta que el primer embajador de la Cuba castrista, en 1959, se ponía desde una ventana del hotel Nuevo Mundo a instar “al pueblo” a la revuelta, lanzarse al pillaje, poner patas arriba a nuestro país.