El pago de pensiones, como lo demostró con gráficas Manuel Hinds en un documentado artículo que se publicó el pasado lunes, no es la causa de los déficits presupuestarios, ya que se ha mantenido estable en el tiempo.
Lo que se ha incrementado en forma acelerada son los gastos corrientes del gobierno, gastos que no se declaran pero se disimulan, esconden o Dios sabe en qué bolsillos terminan.
Una y otra vez voceros del oficialismo, funcionarios, compañeros de viaje y tontos útiles vuelven a la carga, y vuelven a la carga porque, como dicen los dirigentes sindicales, no hallan manera de robarse para sus despilfarros los ocho mil millones de dólares que el sistema ha acumulado, dinero que es de quienes han venido ahorrando para su retiro y que desde la gestión de Saca vienen siendo manoseados por los sucesivos regímenes.
No hallan cómo caerle encima a estos ahorros o inventarse nuevos impuestos pese a que toda carga fiscal la paga casi de inmediato la población y resultan afectados en mayor medida los grupos y comunidades de menores o precarios ingresos.
La nueva ocurrencia es que el país, según palabras de la presidenta de la Legislatura, “no tiene política monetaria”, a lo que agrega su rechazo a la austeridad y matiza ese rechazo diciendo que “debe gastarse con moderación” aunque no necesariamente por los despilfarradores o por quienes divierten fondos públicos para apuntalar sus negocios privados, que al cesar el flujo chavista están resquebrajándose.
Política monetaria propia no puede tener, es imposible que tenga, un país que a Dios gracias está dolarizado. Para tenerla el Estado salvadoreño tendría que tener un puesto en la Reserva Federal, lo que es absurdo; lo que queda es una política fiscal que idealmente haga equilibrios entre las necesidades estatales y lo que requiere la economía para desarrollarse, general empleo y atraer inversión. Pero ha sido tan descomunal la incapacidad para administrar, la codicia para enriquecerse, el desdén por el bienestar general, sus complejos sociales que el castillo de naipes que venían construyendo en sus febriles cabezas se ha derrumbado.
Y para salir de ese embrollo no sólo no revierten lo que tan nocivos efectos ha tenido, ni revierten los endeudamiento, ni moderan sus tragaderas, sino que vuelven a la carga pidiendo más endeudamiento.
Sin el Fodes las comunidades
están en puros harapos
Más deuda sin haber pagado el Fodes, sin entregar los bonos a las escuelas, sin revertir sus desmanes. Y en cuanto a cómo se financia el partido oficial, un capitoste dijo que lo hacen celebrando turnos, excursiones, rifas... aunque nadie vea ni dónde lo hacen ni crea que en esa manera van a sostener la masiva propaganda de insultos y lavados de cerebro más los treinta y tantos mil activistas más las viajaderas más los cuatro por cuatro y los séquitos a los que capitanean el partido más los enriquecimientos.
Lincoln dijo que se puede engañar a muchos todo el tiempo o a otros muchos parte del tiempo, pero no a toda la gente todo el tiempo. Y eso es lo que está moviendo a más y más salvadoreños a unirse a marchar a protestar a oponer.
La situación de las alcaldías sin el Fodes es crítica para las comunidades, proveedores y productores, que han quedado sin dinero para nada, a la deriva.
No hallan cómo robarse los fondos de pensiones
Ha sido tan descomunal la incapacidad para administrar, la codicia para enriquecerse, el desdén por el bienestar general, sus complejos sociales que el castillo de naipes que venían construyendo en sus febriles cabezas se ha derrumbado.
30 October 2016