Quieren caerle encima a las becas a la excelencia

La reforma planteada daña el futuro precisamente de las personas de escasos recursos, pues el progreso siempre es obra de gente que se esfuerza por estar mejor capacitada, que a su vez genera oportunidades a otros y en el proceso los educa.    

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06 September 2016

Como todos somos “de carne y hueso” según pregona el vocero del gobierno, lo que incluye desde los vagos hasta Santa Teresa de Calcuta y Einstein, el Ejecutivo quiere disponer de parte del dinero de las becas Fantel a la excelencia académica y reasignarlo a “personas de escasos recursos”, las que a causa del rápido desplome económico del país son una especie en crecimiento acelerado.

La mediocridad nunca se siente cómoda con los que en algún campo destacan, se trate de Phelps, del desaparecido cantante Juan Gabriel o de Messi.
    
Pero si todos en un conglomerado son “iguales”, cortados con molde, queda la pregunta de quiénes van a conducir al resto, enseñarles artes, organizar sus labores, innovar tecnología, crear nueva moda.

A esto se suma otro hecho: cuando se otorgan becas por sobresalir en los estudios, mostrar originalidad, tener liderazgo, hacer esfuerzos adicionales, el beneficio recae en personas de “carne y hueso”, muchachos y muchachas que existen y se identifican, lo que es distinto a lo que plantea el Ejecutivo, pues dar becas “a personas de bajos ingresos”, así por así y sin que se diga quiénes son, es un camino para que ese dinero termine más bien en bolsillos de corruptos, francachelas de diputados, viajes inútiles de funcionarios.

El que sólo se diga que le dieron becas a Fulano, Zutano y Perencejo, sin más argumentación que son de “bajos recursos”, equivale a tirar dinero al aire, a lo desconocido, sin que haya manera de saber si se aprovecharon, si no sirvieron para nada o si se trata de inexistentes individuos.

La excelencia académica, se dice desde siempre, debe premiarse y eso se hace en centros privados y públicos donde la nota mínima para aprobar materias y obtener una beca es de ocho.

“No me vaya a decir que voy a aplicar la escala de bueno, que es cinco o seis, para dar una beca”, subraya Paz Zetino Gutiérrez, secretario general de la gremial de profesores Bases Magisteriales.

Zetino afirma que “si los criterios con los que se otorgan las becas se desnaturalizan para favorecer a estudiantes asumiendo sólo que son de escasos recursos, “se puede beneficiar a jóvenes que no las aprovechan, como sucede con los paquetes escolares” que muchos padres no retiran.

Por su parte, Javier Hernández, de la Asociación de Colegios Privados, respalda a Zetino, pues ha conocido casos de alumnos sobresalientes que han sido relegados para obtener becas por dárselas a otros de escasos recursos que no pueden competir frente a estudiantes de otros países con excelente formación, lo cual significa una pérdida de oportunidades para El Salvador.
 

El progreso es obra
de capaces, no de mediocres

 

 La reforma planteada daña el futuro precisamente de las personas de escasos recursos, pues el progreso siempre es obra de gente que se esfuerza para estar mejor capacitada, que, a su vez, genera oportunidades a otros y en el proceso los educa.

Debe además tomarse en cuenta otra realidad: que muchas personas con talento no tienen siempre la oportunidad de estudiar, como está sucediendo actualmente en zonas tomadas por las pandillas. Para ellos no habría becas pues simplemente no hay centros escolares.

Las organizaciones productivas educan, entrenan y ofrecen oportunidades a su personal, como también toman estudiantes en pasantías y trabajos en vacaciones.

Cuando en El Salvador no había facultades de periodismo, fue en esta casa de EL DIARIO DE HOY donde muchos se iniciaron, como actualmente jóvenes graduados hacen el paso de la teoría a poner los pies en el suelo.