El presidente Sánchez Cerén ofreció “un reparto equitativo de la riqueza” en su mensaje del 15 de septiembre, en una fecha que no es para lanzar arengas ni promesas políticas, sino para recordar a nuestros próceres y su gesta y llamar al entendimiento entre todos los salvadoreños, más en un momento en que la violencia hiere a diario a tantas personas y familias.
“Repartir la riqueza”, si tal cosa fuera posible, implica violencia, quitar a unos para, en teoría, dar a otros, como se atribuye a Robin Hood, el héroe/bandolero de los bosques de Sherwood.
Sin embargo, nunca se logra repartir ni bienestar ni riqueza ni honestidad ni inteligencia ni virtudes. Puede enseñarse a la gente a ser correcta, a trabajar y convivir con otros, a unirse a esfuerzos comunes que llevan a crear riqueza.
Y tomemos el ejemplo de doña Blanquita Montúfar Dueñas, de panadería El Rosario, fallecida después de una vida de éxitos, de esfuerzo, de buenas ideas y excelente administración, de dar servicio a su comunidad y su país brindándole buen pan, rico pan que es el deleite de tantos.
Fuera de lo que ella heredó, como muchos heredan bienes, su empresa fue fruto de su diligencia y su confianza en sí misma.
Creemos que sus descendientes y socios continuarán esa labor honrando su memoria. Pero esas cualidades son irrepartibles, no van politicastros a repartir ni capacidad ni vocación ni fe en lo que se hace.
Pueden repartir lo que está allí, acarrear con hornos, muebles, existencias, pero durará esa riqueza muy poco tiempo, como en cuestión de meses los labriegos y aventureros a quienes se les repartieron las tierras mejor trabajadas del país en 1980, las arruinaron y arruinadas y en bancarrota continúan treinta y seis años más tarde, como en la total ruina están las fábricas que recibieron en la Segundo Montes.
El “repartidor de la riqueza” de entonces fue el régimen golpista de entonces, que en un santiamén arruinó la agricultura, colapsó las exportaciones y quebró el sistema financiero.
El deporte y las artes son un buen ejemplo de que es imposible repartir lo que otros han logrado, se trata de nadadores olímpicos, de artistas, de creadores de empresas.
Otros que “reparten”:
los extorsionistas
Los regímenes comunistas precisamente han demostrado tener una excelente capacidad en repartir pobreza, provocar hambrunas y suprimir libertades, pese a lo ofrecido por tantos, desde Fidel Castro hasta Chávez.
Hambre, pobreza y opresión sí pueden repartirse... y el más amargo ejemplo de ello es lo que sucede en Venezuela, donde se congregaron representantes de países no alineados, no alineados con la libertad, la democracia y la prosperidad, pero sí alineados con los que han arruinado una de las naciones con más prodigiosos recursos naturales del mundo.
Los que se están repartiendo riqueza son los corruptos que saquean a la Nación impunemente.
Hay otro siniestro ejemplo de “repartos de la riqueza”: los extorsionistas en El Salvador, que reparten entre sí lo que la gente con su trabajo gana, con las consecuencias de esperarse: que los negocios se liquidan y las comunidades se empobrecen, como puede suceder en todo El Salvador si las cosas siguen como hasta ahora.