Un presupuesto enorme que se gasta sin brújula

Los que dirigen el aparato de seguridad parecen no tener la voluntad para innovar, lo que pudieron haber hecho aprovechando las lógicas iniciativas expuestas por el experto Giuliani: ni buscan asesorías ni dejan que otros la ofrezcan.

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28 September 2016

Cuatro mil millones de dólares se han gastado en Seguridad durante el previo y actual gobiernos, una enorme suma de dinero que contrasta con un hecho: las cosas van de mal en peor, los asesinatos no disminuyen, las extorsiones están arruinando comunidades y negocios de todo tamaño y las autoridades, por lo general, reaccionan ante las movidas de los criminales, sin que haya estrategias efectivas de su parte.

Es imposible que el enfermo, el país entero, se aliente si no cambia de equipo médico; los mismos que están en el timonel desde hace años, como si estos nombramientos fueran títulos hereditarios, de “nobleza”, irrenunciables.

Si un diez por ciento de esa suma se hubiera usado para construir y equipar nuevas cárceles, incluyendo las inmundas mazmorras que los jefes de policía tienen a pocos metros de distancia, habría un mejor control sobre lo que pasa dentro, seria más fácil lograr seguridad eficiente y, en un ambiente menos opresivo, los reos estarían más incentivados para aprender oficios y pensar en rehabilitarse.

Cárceles granja, cárceles para formar reos no violentos en oficios, cárceles que no sean escuelas de crimen como ahora.

Pero los que dirigen el aparato de seguridad parecen no tener la voluntad para innovar, lo que pudieron haber hecho aprovechando las lógicas iniciativas expuestas por el experto Giuliani: ni buscan asesorías ni dejan que otros la ofrezcan.

Hay dinero para construir nuevos centros penales pero no se avanza. Y en parte no se avanza por la mentalidad de separar el cuerpo social en “ellos y nosotros”, en los miembros del partido con sus objetivos e intereses, y el resto de la población, la que a su vez dividen en aliados, simpatizantes, “enemigos de clase”, burgueses y así por el estilo.

Construir cárceles y ocuparse de que llenen objetivos claros y lógicos es un conocimiento especializado, como construir hospitales, fábricas de maquinaria o planteles para procesar alimentos.
 

No hay peores sordos
que los que no quieren oír

 

El pequeño grupo de funcionarios que forman parte del “equipo” de seguridad  no ha mostrado elocuencia para manejar las tragedias de policías asesinados y las consiguientes zozobras y penalidades que sufren sus familias. 

Tampoco han logrado conectarse afectivamente con el personal policial; son jefes impersonales, sin ejecutorias o saberes que les hagan ser respetados, sin un verdadero sentido de cuerpo, a lo que se suma la tendencia de imponer castigos cuando hay señales de descontento, en vez de zanjar diferencias. Son gente que con toda tranquilidad convive con cámaras de tortura a pocos pasos de sus oficinas, las horrendas mazmorras del Dan.

La violencia no se divide en violencia fuera y violencia dentro; los muros no separan esencialmente lo uno de lo otro, por lo que es esencial que el problema se vea como uno y se de atención a humanas posturas a ambos lados, aun reconociendo que en su mayoría los delincuentes son sicópatas, tan sicópatas como los del ISIS o los narcoguerrilleros colombianos.

Que el “modelo” que guía al actual y previo gobiernos no funciona y que por lo mismo debe revisarse en sus postulados básicos, lo demuestran desde la casi caída en la insolvencia del país hasta el problema de la violencia que tratamos. Resolverlo no será posible sin el concurso de los sectores pensantes y la comunidad de naciones civilizadas.