Tras una lucha por la presidencia de Costa Rica, el periodista y exministro Carlos Alvarado sorprendió al resultar ganador ayer de la segunda ronda electoral.
Con el 95.04% de las actas procesadas, el oficialista tenía el 60.79% de los votos sobre su contrincante el pastor Fabricio Alvarado, quien obtenía el 39.21% de la votación, según datos oficiales del Tribunal Supremo de Elecciones de Costa Rica.
De acuerdo a las cifras de la autoridad electoral, la participación en la jornada electoral fue de más del 67% y el abstencionismo fue del 32.9%.
Carlos Alvarado, quien presidirá Costa Rica hasta 2022 con el Partido Acción Ciudadana (PAC), recibió 1.2 millones de votos, mientras que su oponente del partido Restauración Nacional logró 822,997 votos.
En su discurso, Alvarado exhortó a la unidad del país y pidió “fluidez” al Congreso para aprobar proyectos. Indicó que esta elección había causado una división en el país, por lo que llamó a entender que hay diferentes puntos de vista entre los costarricenses.
Lee además: Segunda ronda electoral transcurrió con calma y poco ambiente en Costa Rica
“Esta elección nos ha confrontado, tenemos que entender eso. Mi deber será unir a esta república. Una nación unida es la que tenemos que construir”, expresó.
Y agregó: “Hemos visto un país diverso, que tiene diversos puntos de vista... Estamos comprometidos con una agenda de igualdad...”.
Por su parte, el pastor aceptó anoche la derrota electoral y se puso a la orden del presidente electo, durante una concentración que realizó en una plaza pública de la capital junto a su familia y una multitud de simpatizantes.
El religioso dijo en su discurso que no se arrepentía de haber abanderado el tema religioso durante la campaña. “Pase lo que pase para Dios es la gloria”, expresó.
El debate de la religión
Los costarricenses votaron entre el conservadurismo religioso y la continuidad.
El pastor evangélico y el oficialista marcaron la contienda con un tema que polarizó la campaña: el matrimonio entre personas del mismo sexo.
“Se debe respetar la familia tradicional”, dijo Carlos Hernández, de 52 años y votante en Heredia, a las afueras de la capital. No ocultó su preferencia por el evangélico al declarar: “(Alvarado) puede unir al país porque tiene las manos limpias”.
Otros, sin embargo, temían que se impusiera un discurso homofóbico. “Yo quiero un país en el que todos tengamos los mismos derechos”, opinó Andrea Rodríguez, defensora del oficialista.
Según la última encuesta de la Universidad de Costa Rica, ambos aspirantes estaban enfrascados en un “empate técnico”, mientras que un 15% de personas decididas a votar llegaron a las urnas sin definirse por quién se decantarían, por lo que el panorama estaba abierto para la victoria de cualquiera de los dos.
El pastor, de 42 años, sorprendió a todos al ganar la primera vuelta el 4 de febrero con un 24.99% de los votos, impulsado por su oposición a la opinión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que pidió a Costa Rica habilitar el matrimonio entre homosexuales.
Y el oficialista, de 37 años, también le debió mucho de su crecimiento electoral al tema del matrimonio gay pero por convertirse en una opción para quienes están de acuerdo con la postura del tribunal y rechazan el discurso religioso de su contrincante.
Ambos candidatos, que además de compartir el mismo apellido sin ser familia directa son también periodistas de formación, dedicaron buena parte de su tiempo en las últimas semanas a concretar alianzas en busca de lo que los dos han llamado un “gobierno de unidad nacional”.
Entre sus seguidores la discusión se tornó un tanto agresiva, con acusaciones a Restauración Nacional por utilizar la religión para conseguir votos y señalamientos a Acción Ciudadana por los casos de corrupción que se han revelado en el actual gobierno de Luis Guillermo Solís.
En las propuestas de ambos figuró como prioridad la atención del creciente déficit fiscal, que en 2017 cerró en un 6.2% del Producto Interno Bruto (PIB) y que el actual gobierno ha buscado frenar con un paquete tributario que incluye la conversión del impuesto de ventas en un impuesto al IVA.
En esta elección Carlos Alvarado probó su fortaleza en las localidades del centro del país, frente a la ventaja que mostró Fabricio Alvarado en las poblaciones de las áreas rurales y algunas zonas del área metropolitana.