CIUDAD DEL VATICANO. El Papa Francisco presidió ayer la misa del Domingo de Resurrección en la plaza de San Pedro del Vaticano y leyó después su mensaje de Pascua en el que pidió una solución “humanitaria” a la crisis en Venezuela, y también cargó contra el “exterminio” que se está cometiendo en Siria.
Además, impartió desde la logia central de la basílica de San Pedro la tradicional bendición “Urbi et Orbi” (A la ciudad y al mundo).
Sobre Venezuela pidió que su pueblo, que “vive en una especie de ‘tierra extranjera’ en su propio país”, encuentre “la vía justa, pacífica y humana para salir cuanto antes de la crisis política y humanitaria que lo oprime, y no falten la acogida y asistencia a cuantos entre sus hijos están obligados a abandonar su patria”.
El mensaje del Papa se da en momentos en que el mismo presidente de Venezuela, Nicolás Maduro y varios de sus funcionario son considerados por las autoridades de Panamá como de “alto riesgo” para el blanqueo de dinero.
Panamá ha pedido a los bancos y compañías nacionales que se abstengan de hacer transacciones de negocios con esos funcionarios venezolanos.
Contra el hambre
El discurso del Papa, cargado de mensajes en favor de la paz y del diálogo, condenó las “injusticias y violencias”, la “miseria y exclusión”, el “hambre” la “falta trabajo”, el rechazo social hacia “los refugiados”, “las víctimas del narcotráfico, de la trata de personas y de las distintas formas de esclavitud” actuales.
También se refirió al conflicto bélico en Siria, cuya “población está extenuada por una guerra que no tiene fin”.
Francisco llamó a “todos los responsables políticos y militares, para que se ponga fin inmediatamente al exterminio que se está llevando a cabo, se respete el derecho humanitario y se proceda a facilitar el acceso a las ayudas” que la población necesita “urgentemente”.
Dijo esperar que haya paz en “Tierra Santa, que en estos días también está siendo golpeada por conflictos abiertos que no respetan a los indefensos, para Yemen y para todo el Oriente Próximo”.
El Pontífice condenó el hambre, los conflictos y el terrorismo en África, especialmente mencionó a Sudán del Sur y a República Democrática del Congo.
Citó también la península coreana, donde deseó que “las conversaciones en curso promuevan la armonía y la pacificación de la región” y pidió a los responsables que “actúen con sabiduría y discernimiento para promover el bien del pueblo coreano y construir relaciones de confianza en el seno de la comunidad internacional”.