ARENA prepara sus elecciones internas, esperanzada en recuperar la presencia de años previos, años que fueron de los mejores que vivió nuestro país, más considerando el desastre actual.
Es muy importante reordenar este partido de oposición, imponer disciplina, reactivar las bases del interior, programar visitas a municipios en poder de ARENA, atraer jóvenes y grupos sociales, administrar bien los recursos e incrementar el número de donantes.
Eso es una labor esencial que requiere mucho trabajo de campo, de convencimiento, de proselitismo.
Pero lo formal, la gestión no es el gran problema de ARENA.
Como partido ARENA carece de fuerza, de “punch” en términos boxísticos, porque muestra apatía en enfrentar a un contrincante que va de disparate en disparate y de abuso en abuso, sin que el partido denuncie con toda fuerza y mantenga ante los ojos de la gente esas lacras.
No es ni de lejos suficiente que esa labor de señalamiento y denuncia esté en manos de diputados, posturas que se diluyen dentro del quehacer legislativo y la demagogia que siempre hacen los oficialistas.
En boxeo hay expresiones que describen lo que pasa con ARENA. Una de ellas es que el contrincante “se abre”, baja las defensas, pero el contrario no aprovecha la oportunidad para entrar con el golpe.
Y cuando, por milagro, deja ir el golpe, lo suaviza a medio camino, “pulls the punch”.
Sucede a mayor parte del tiempo. Es casi seguro de que el país está para caer en la insolvencia pero el partido como tal no lo dice; están las visibles corruptelas y ni un sonido;
CEL pagó una enorme suma por un trabajo a medias pero nada. Un expresidente de la Asamblea se ha convertido en inversionista y millonario (además de ser nombrado con un altísimo salario en un puesto para el cual carece de toda capacidad) pero ARENA calla, fuera de frases sueltas en la Asamblea.
Las guerras no se ganan con proyectiles de corcho ni batallones que ni se mueven ni menos atacan.
Sin “hormonas políticas”
no se va a ninguna parte
Al día de hoy ARENA como partido pudo haber hecho una vigorosa denuncia sobre ese mamotreto aprobado el jueves, de “ley de cultura”, una ley/ocurrencia maquinada por gente que además de carecer de cultura han metido dos direcciones generales para imprimir sus librejos y licenciar artistas, labor que queda en manos de empleados municipales que muy poco saben de eso.
En la labor de denunciar y exponer fallas y torpezas, ARENA cuenta con el respaldo de la gente conocedora en el país, de profesionales, académicos, emprendedores, de líderes del sector productivo y de las entidades que los representan.
Por lo mismo el futuro líder de ARENA debe tener el nivel profesional para comprender la problemática económica, entender de asuntos hacendarios, participar con brillo en mesas de discusión.
Y sólo con ese nivel de conocimiento es que podrá sobreponerse al grave problema del partido, los “egos” de personas estimables pero que no pueden justificar esa clase de posturas.
Hay, en esto, que recordar la campaña de Fujimori a la presidencia: el tuvo su equipo que administraba, pero lo que le valió fue ir de un confín a otro del Perú montado en un tractor denunciando y sacando a luz errores del régimen de entonces, no con actitudes contemplativas como santos de pueblo.