¡Alegría en el Domingo de Resurrección!...

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Por Inés Quinteros

01 April 2018

Si el domingo pasado nos alegramos por el inicio de la Semana Santa con la entrada de Jesús en Jerusalén, acompañado por los apóstoles, sus seguidores y la gente que lo esperaba, este Domingo de Resurrección, después de la inmensa tristeza por el sufrimiento, la humillación, la negación, la condena a la que fue sometido y las Catorce Estaciones con la pesada Cruz sobre los hombros, este domingo es aún mayor la alegría: Jesús, después de tres días de haber sido crucificado y fallecido, venció a la muerte y resucitó. Y tal como Su sacrificio fue por nosotros, también la Resurrección…

Llevado a la vida actual, creer en la Resurrección es la confirmación de que somos cristianos y que aceptamos el misterio de la resurrección. Para nuestra vida cotidiana, lo interpreto como la posibilidad de resurgir si nos lo proponemos, independientemente de cuál sea la situación en que nos encontramos.

Mucha gente resurge del alcoholismo y de la adicción a las drogas y también se cura de enfermedades que se consideran mortales; después de un grave accidente recuperan la salud e incluso, después de la bancarrota de su empresa, los empresarios valientemente resurgen con una empresa nueva y tienen éxito.

Pero resurgir de cualquier situación en busca de una condición mejor, ya sea de salud, de problemas con el entorno o bien de problemas graves en las empresas, requieren de la convicción de que se es capaz de realizarlo.

En lo político y económico nuestro país requiere de un resurgimiento bien pensado y planificado a largo plazo, manteniéndonos como una nación pequeña, independiente, democrática y con una economía pujante, en la que los salvadoreños tengamos fe y esperanza, trabajemos haciendo las cosas bien, se creen muchos puestos de trabajo y superávit en las arcas del Estado.

Un resurgir sin abusos de ni de los funcionarios ni de los políticos, pero también de los salvadoreños honrados y trabajadores. Un resurgir sin tanta violencia, que mortifica a muchas familias y cuestan valiosas vidas de estudiantes y gente joven.

El Domingo de Resurrección también es bueno para reordenar nuestra forma de pensar y actuar en busca del beneficio sano de nuestro entorno; de perdonar sinceramente a las personas que, queriéndolo o sin quererlo, nos han perjudicado en nuestro grupo de conocidos o en nuestro trabajo… Si todos lo hacemos tendremos un mejor entorno, una mejor sociedad y un mejor país.

Si Jesucristo resucitó de entre los muertos, nosotros podemos resurgir entre los vivos de nuestro entorno. Optemos por conductas no agresivas, escuchemos con atención lo que nos dicen antes de responder, aceptemos los errores que cometemos y nos los disimulemos buscando culpables.

La idea de la Resurrección de Jesús trasladada a nuestra visa cotidiana, si lo queremos hacer por el bien propio y el de todos, debe ser una actividad permanente que contribuirá a mejorar con los tres ambientes, el del hogar, el urbano y el empresarial...

Y si aun no ha regresado de sus vacaciones, le recomiendo lo mismo que el domingo pasado para la ida, hoy para el regreso y otra ves le aseguro, que “es mejor tarde que nunca”… Las condiciones de las carreteras y las conductas de nuestros conciudadanos son igual de arriesgadas cuando van que cuando regresan.

Pues eso, si Cristo nos dio la lección con Su Resurrección, respondámosle con nuestro resurgimiento.

Columnista de El Diario de Hoy.

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