Evo, el señor de los Andes bolivianos, exlíder sindicalista y chavista hasta el tuétano, anunció la fundación de una academia para formar oficiales “antiimperialistas”, aunque no define si ellos van a atacar los bastiones del imperialismo, reprimir a los propios bolivianos que tengan su cabeza en orden, amenazar a los vecinos del Hemisferio... manténganse en sintonía mientras se averigua.
La academia anunciada no tendrá la función de educar, sino de indoctrinar, de lavarles el coco a los pobres que califiquen como alumnos, anularlos como personas, convertirlos en autómatas, quitarles la posibilidad de pensar por su cuenta, como es el caso en todos los países, universidades o academias que caen bajo control de totalitarios.
Y es lo que está sucediendo en El Salvador con el sistema educativo, que más y más obliga a los estudiantes a leer libros sin ningún valor pero con una finalidad: transformarlos en peones del “socialismo”, envenenarlos, inculcarles odios y complejos sociales.
El perdedor es el pueblo boliviano, al que están forzando en la camisa de fuerza del estatismo, “la economía dirigida”, que en ninguna parte rinde positivos frutos.
En su momento, Evo dijo que “los imperialistas” habían saqueado Bolivia, postrándola por quinientos años en la pobreza. Pero con el buen señor al timón del país, es seguro que pasen muchos años más sin respiro para la gente por una simple razón: no hay país “socialista” con economías prósperas, bienestar general, empleo y futuro para los pobladores.
Los grandiosos y coloridos
paisajes a cuatro mil metros
Bolivia tiene un gran potencial (y no digamos un país como Venezuela, que desborda riquezas naturales pero donde se pasa gran hambre), por su minería, sus espectaculares paisajes, sus feraces tierras...
Hay “dos Bolivias”: una, la parte tropical, baja, y otra, el altiplano, donde se asienta la capital, La Paz, en medio de una especie de enorme anfiteatro donde los pobres viven en lo alto y la gente menos pobre en las partes bajas. Y al subir esa altura se llega al valle del Titicaca, a cuatro mil doscientos metros de altura pero desde donde pueden verse montañas mucho más altas con estaciones de esquí.
Se dice que por la altura el aire está enrarecido, y al estarlo, llega menos oxígeno al cerebro. Y un cerebro con menos oxígeno produce, al menos en algunas personas, un peculiar fenómeno: que los colores de la tierra, de la montaña, de las piedras se vuelven muy intensos.
Y debido a eso es que en pocos lugares de la Tierra hay paisajes más asombrosamente coloridos, alucinantemente hermosos, como en Bolivia.
Y se agrega a eso las vestimentas de los nativos bolivianos, cuyas mujeres llevan con todo orgullo sombreros Stetson o inclusive Borsalinos, con la adicional particularidad de que bajo sus faldas no hay nada, lo que les permite aligerarse acurrucándose y luego seguir la marcha.
El Titicaca es el gran lago, en una época pletórico de truchas trasplantadas del lago Tahoe de California, con un par de templos bajo el agua y los pescadores en balsas de paja con una vela única.