El oficialismo ha sacado a sus “tonton macoutes” para amenazar a los miembros de la Sala de lo Constitucional, una vieja práctica de las dictaduras a lo largo de la historia.
Duvalier, “Papa Doc” de Haití, echó mano de los grupos paramilitares represivos “tonton macoutes”, inspirado por los camisas negras fascistas, para sostener su dictadura, recurso al que años más tarde retomó su hijo “Baby Doc”. En Guatemala el bien recordado general Ydígoras se defendía con un mujerón enorme, La Maciste, que ponía en orden a los gritones.
Si ahora los nuevos “tonton macoutes rojos” están con griteríos y amenazan, nadie sabe lo que perpetrarán en los venideros tiempos. No es extraño que los magistrados se sientan amenazados, pues estos grupos de choque actúan impunemente sin que las “fuerzas del orden” hagan otra cosa que ayudarles a bloquear las calles.
Las bandas de matones de Hitler se convirtieron en su arma principal para aplastar toda disidencia en Alemania.
Las bandas de matones son el recurso empleado por los castristas en Cuba para silenciar e intimidar a los opositores. Esos grupos violentos se denominan brigadas (o algo así) “en defensa de la revolución”, siendo “la revolución” el sacrosanto esquema que tiene pasando hambre a los cubanos desde hace más de sesenta años.
Y no por algo un brasileño dio vuelta a la irreverente frase de Marx, “la religión es el opio del pueblo” para señalar el problema actual del embrutecimiento de las masas con los sueños revolucionarios y, por tanto, “la revolución es el opio del pueblo”, sueños con que los meten en la trampa.
Los nuevos “tonton macoutes” son un refrito de cómo inició el comunismo en los años Sesenta, difamando y amenazando, hasta la vorágine de violencia que culminó en los secuestros, asesinatos y atentados previos al lanzamiento de la “ofensiva hasta el tope”.
Las amenazas contra la Corte tienen un motivo: que los magistrados no se doblegan a lo que dispone el partido oficial, por lo que no solamente los atacan en los mítines del “buen vivir”, sino que también movilizan contra ellos a las fuerzas ya no tan durmientes que están en reserva a la sombra.
Nadie puede estar seguro de no ser un mal día blanco de similares tropelías, como advirtió el magistrado Meléndez.
Irse a las manos, insultar,
sólo demuestran bajeza
Un viejo refrán dice que cuando alguien pasa de hablar y discutir a las manos, es que ha perdido frente a quien lo opone. Pero los “tonton macoutes” rojos son apenas parte de la historia, pues diputados, funcionarios, politicastros no pierden oportunidad para insultar a los magistrados o ningunearlos, como hizo el vocero de Capres hace poco diciendo que los magistrados son “de carne y hueso”. Einstein era de carne y hueso...
Es la típica soberbia de la ignorancia, del que no entiende por qué para ser magistrado o llegar al rango de jurista se necesita algo más que tener el cuerpo caliente y oír truenos. La diferencia la hacen largos años de estudio, de reflexión, de ejercer como profesional, de ir escalando por mérito propio, de diferenciarse del montón.
Si los fallos de los magistrados irritan al oficialismo y a sus amanuenses, lo debido no es insultarlos o amenazarlos, sino demostrar con mejores argumentos y de manera civilizada que sus resoluciones no están en lo cierto.
Los nuevos "tonton macoutes" amenazan a Sala Constitucional
Si ahora los "tonton macoutes rojos" están con griteríos y amenazan, nadie sabe lo que perpetrarán en los venideros tiempos. No es extraño que los magistrados se sientan amenazados, pues estos grupos de choque actúan impunemente.
28 August 2016