Si los “nini” trabajaran, sea por el salario mínimo o por un salario simbólico complementado con la oportunidad de aprendizaje, pero trabajaran, el país se beneficiaría en múltiples maneras, entre ellas por la riqueza que se generaría.
“Nini”, bien se sabe, son los jóvenes que ni trabajan ni estudian y que en su mayor parte pasan en holganza permanente.
Hay muchachos que no trabajan porque la crisis económica causada por las políticas del presente y previo desgobierno han sofocado la generación de empleo, por el riesgo de ir a escuelas y centros de enseñanza en ciertas zonas del país, porque falta agua en esos lugares, por las amenazas de los mareros.
Muchos de esos ninis piensan que es preferible no hacer nada o exponerse a ser víctima de la violencia imperante o ser reclutados por la fuerza en las pandillas, convirtiéndose en esclavos, perdiendo su vida.
Hay, empero, opciones válidas para muchos jóvenes. Una de ellas es el aprendizaje, suponiendo que las autoridades de Trabajo o los delegados de la OIT no se presenten de inmediato a multar a quien enseña y echar al que aprende.
En su momento, Perú rechazó las imposiciones de la OIT señalando que un país pobre no tiene los recursos para poder educar a toda su población y por tanto tiene que echar mano de los procedimientos para enseñar, capacitar, adiestrar, orientar y poner en movimiento a sus jóvenes y a sus pobladores.
Y lo mismo sucedió en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial: pasada la primaria, muchachas y muchachos entraban a trabajar en oficinas, talleres, salones, almacenes o lo que fuera a partir de los trece años, trabajaban plenas jornadas y una mañana o tarde por semana iban a escuelas a aprender lo formal de lo que hacían.
En El Salvador las autoridades andan de un lado a otro en inspecciones para impedir el trabajo “juvenil”. Para esta gente es preferible, por las señas que dan, que un joven caiga en la prostitución o las pandillas, a que trabaje cortando caña o recogiendo curiles.
Con amigos como esos o como los que integran el desgobierno nacional, El Salvador no necesita enemigos...
Por si no se han enterado, vamos directo al abismo
Alfredo Atanacio Cader, el autor del artículo La economía no crece por decreto, publicado el 12 de mayo, hace un llamado a los que capitanean el comunismo para buscar entendimientos, cesar las confrontaciones y reconocer lo que es claro como el agua: los únicos que generan empleo en este país son los productores, empresarios, negociantes, el comercio, los maquileros.
Si no hay entendimiento, señala, y siguen creyendo que la prosperidad se logra por decreto pueden provocar un descalabro imponiendo salarios o condiciones laborales que el país no puede cumplir. Y si no pueden cumplir nos exponemos a que muchas actividades, como las maquilas, cierren y se vayan a otra parte, dejando sin su empleo a cientos de personas.
Y “crear empleo” no es meter en los presupuestos estatales a decenas de parientes como un ministro que hasta la mujer tenía en una Dirección General, ni es “crear empleo” colocando en los presupuestos a gente inútil, activistas políticos, agitadores e inútiles.
La gente debe abrir más y más los ojos y darse cuenta de cómo el país está enrumbado hacia un abismo sin retorno.
La solución para los “nini” es el aprendizaje
En El Salvador las autoridades andan en inspecciones para impedir el trabajo "juvenil". Para esta gente es preferible, por las señas que dan, que un joven caiga en la prostitución o las pandillas, a que trabaje cortando caña
31 May 2016