Los abrumadores testimonios que salen de Venezuela de la creciente hambruna que sufre la población plantean la interrogante que hace dos mil años hizo Cicerón ante los desmanes y la amenaza de un célebre conspirador romano:
¿Hasta cuándo, Catilina, vas a abusar de nuestra paciencia?
En nuestros días, la Organización de Estados Americanos (OEA) responde: hasta que “el diálogo iniciado” rinda sus frutos y siempre que quede vivo un venezolano para disfrutarlos.
Más y más la gente en Venezuela se queja con amargura que después de pasarse horas haciendo kilométricas colas frente a supermercados o dispensarios --el oficio principal de los pobladores -- vuelven a casa sin nada que comer o dar de comer a los suyos.
Como lo dice una madre, “nos estamos muriendo de hambre. Llego a mi casa y le digo a mis hijos que no tengo nada que darles”, dijo mientras su voz se quebraba. “Provoca suicidarse, como madre de tres hijos se los digo. No aguanto más”, expresó en el vídeo compartido por Twitter, por el periódico venezolano El Nacional y el portal NTN24.
No se trata de una escasez pasajera, “de problemas coyunturales” que a corto plazo van a resolverse, sino de un cáncer que está aniquilando uno de los países más ricos de la Tierra en recursos naturales.
Como lo dijimos hace unos días, no es que, como con su gran aunque muy personal sentido de humor lo expresara el vicepresidente salvadoreño, “hay muchos países que en estos momentos enfrentan una crisis económica”, por lo que le preguntamos:
¿En qué nación del Hemisferio, incluyendo Haití, una persona va a una panadería y no encuentra pan, a una carnicería y no encuentra carne, a una tienda de barrio y no hay productos elementales como jabón o aceite comestible?
En Cuba no hay pan en las panaderías por el simple hecho de que no hay panaderías, ni carnicerías, ni tiendas de barrio ni almacenes de ropa; todos son dispensarios y frente a esos dispensarios hay que hacer largas colas para conseguir algo.
En esos arrasados países, Venezuela y Cuba, cuando una persona ve una cola se suma a ella pues “algo deben estar distribuyendo”.
Mientras Roma arde,
Nerón y Maduro tocan la lira
La gran solución a la crisis terminal de Venezuela, “terminal” como en las enfermedades, es “el diálogo”. Y se ha montado una mesa de “diálogo” mientras la gente está llegando al extremo de la inanición.
En la OEA, Maduro y compañía cuentan con el suficiente número de aliados(gobiernos como el de Ecuador, Nicaragua o el nuestro) para darle largas, muy largas, al tema. Y un ejemplo de lo que esos “diálogos” pueden durar no sólo son los que cada cierto tiempo inicia el partido en el poder en El Salvador con los sectores de trabajo, sino el “diálogo” entre las dos Coreas, que lleva más de medio siglo. Hubo una discusión entre ambas Coreas que duró dos o tres años, sobre la forma y altura del pedestal de las banderas de esos países en la mesa de negociaciones; se llegó a definir que el pedestal correspondiente a uno de ellos sería más bajo pero más ancho, mientras el otro más delgado y más alto.
Y Maduro tiene todo el tiempo del mundo en eso de los “diálogos”.
Pero si la casa arde con gente dentro...