Construir puentes y no destruirlos, ofreció Luis Cardenal, nuevo presidente de ANEP, al tomar posesión de una gremial que representa a 55 sectores productivos, 51 gremiales que aglutinan a 15 mil empresas y se calcula que medio millón de personas, entre empleados directos, obreros, ejecutivos y grupos relacionados.
ANEP reúne en su seno lo que mueve a El Salvador, lo que produce lo que comemos, vestimos, nos alberga, exportamos e importamos, nos educa, nos entretiene y que fundamenta la competitividad del país frente a otros en la región, en el Hemisferio y en el mundo.
Los puentes, para Luis Cardenal y para la mayoría representativa de la gremial, se levantan aunando esfuerzos, recogiendo y valorando información, intercambiando ideas, analizando, discutiendo y parlamentando.
Es natural y propio que ANEP defienda el interés de cada uno de los sectores que representa, como asimismo los intereses de todos los pobladores.
ANEP está a favor del crecimiento económico, del orden de leyes, del empleo, de la convivencia pacífica, de la transparencia en el manejo de los bienes públicos, de cuidar el legado republicano y libertario de nuestros próceres. Por lo mismo ANEP está en contra de lo que genere discordia, de lo autoritario, de lo que perjudique nuestro suelo y el medio ambiente.
Y como es natural, ANEP rechaza prácticas corruptas y los intentos de proteger a los presuntos enriquecidos ilícitamente, a ladrones como se decía antes.
Todo esto lo sabemos y valoramos, ya que el Grupo Editorial Altamirano ha sido miembro de la organización desde sus inicios...
Hay que salvar los abismos entre civilización y barbarie
Lo triste paradójicamente es que en el país hay grupos que quieren socavar la institucionalidad, fomentar permanentemente el odio de clases, fraguar alianzas con oprobiosas dictaduras como la venezolana, valerse de jueces para perseguir a personas y no dar espacios al diálogo.
Pero además --y a diferencia de lo que ofrece Cardenal--, ese mismo odio de clases fue el causante de la destrucción de los dos majestuosos puentes colgantes sobre el Lempa, diseñados y construidos por la firma John Roebling, dos de las más importantes estructuras de ingeniería de América.
Quedan en El Salvador dos estructuras hermanadas, una de las cuales es el puente sobre el Río Paz, en deplorable estado a causa del casi nulo mantenimiento que recibe, como las infraestructuras de hospitales, agua, eléctricas.
El recordado arquitecto/ingeniero Ricardo Jiménez Castillo emprendió el rescate de los dos puentes que sobrevivieron, pero su muerte prematura detuvo su casi quimérica misión.
Hay en el mundo, a Dios gracias, tres imperiales puentes hermanos de lo que fueron los nuestros: el Puente de Brooklyn, el George Washington sobre el Río Hudson, una de las grandes joyas de Nueva York y el más famoso de todos, no solo de puentes colgantes sino de puentes como símbolo: el Golden Gate de San Francisco.
Luis Cardenal resume lo que necesita nuestro país y necesita el mundo: construir y no destruir, lograr entendimientos, pasar por encima de los abismos de fanatismo e ignorancia, edificar rutas para que la razón, el bien y la luz llegue a los ciegos del espíritu, sean estos talibanes, comunistas o del ISIS.
“Vamos a construir puentes”, lo que es tender la mano
Luis Cardenal resume lo que necesita nuestro país y necesita el mundo: construir y no destruir, lograr entendimientos
04 May 2016