Por la fuerza, en actos de matonería, taxistas piratas o legales como algunos residentes de viviendas se toman para su uso exclusivo estacionamientos de residenciales y pasajes, parqueos de tiendas y supermercados, calles públicas, calzadas y aceras.
En un caso citado en la crónica publicada el jueves en EL DIARIO DE HOY, un sujeto ha instalado en una residencial un taller de reparación de vehículos, usurpando varios estacionamientos comunes.
Y cuando algunos de los vecinos pusieron cadenas para proteger sus estacionamientos, por la noche “sujetos no identificados” pero que todos saben quiénes son, las arrancan y además dañan los vehículos de otros.
En el estacionamiento de una residencial sobre la Napoleón Viera Altamirano (75a. Avenida Norte) los taxistas no sólo lo han cerrado y colocan conos para evitar que otros se estacionen, sino que además insultan y amenazan a quienes lo intentan, amenazas que en esta tierra “donde la vida no vale nada” no pueden tomarse a la ligera.
Además de los conos, han instalado sillones, se reúnen con los mareros del lugar, molestan a las transeúntes diciéndoles vulgaridades...
Hace un tiempo un energúmeno mató a un capitán que reclamó por un vehículo estacionado frente a su casa.
Todos estos problemas tienen una solución relativamente sencilla: que se decrete una ley o un reglamento sobre los estacionamientos de colonias y residenciales, que se proceda a cerrar talleres clandestinos decomisando vehículos y se parta de un regla justa: un estacionamiento por vecino, a menos que los urbanizadores hayan asignado más por vivienda.
Simples medidas de las autoridades tienen la capacidad para contribuir a bajar tensiones en la población, que en estos momentos sufre de los enormes atascos causados por el Sitramss y por las ocurrencias del tan ocurrente alcalde que quiere repetir el desastre que un tal Morales causó en los Ochenta al abrir calles y aceras del centro a ambulantes.
Es terrible que el choque de dos vehículos, una marcha de exaltados, un “acto cívico” municipal se convierta, en minutos, en atascos y desórdenes que afectan el tiempo, el dinero y los vehículos de la pobre gente que en este suelo vive.
Cuando la ley cede el paso a matonería y amenazas
Ojalá que un grupo parlamentario o un diputado dedique un poco de pensamiento a este asunto y proponga una reglamentación o ley que haga valer el derecho básico de los que han comprado viviendas, de disponer de los espacios asignados para estacionar sus vehículos.
Por lo general, en países tranquilos, de gente educada, esas normas no necesitan escribirse pues espontáneamente las familias compaginan sus quehaceres.
Pero el caso salvadoreño es por desgracia diferente, pues durante décadas se viene predicando la desobediencia de la ley, las confrontaciones entre grupos y sectores, los actos de fuerza, el atropello versus el entendimiento.
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Creemos que falta en El Salvador que organizaciones cívicas pidan a la gente, a toda la gente, señalar leyes, hábitos, problemas y usos que pueden corregirse para que haya más armonía y menos fricciones que es, como ejemplo, lo que desde hace años piden los constructores de que se establezca una ventanilla única para obtener permisos, versus lo de ir de un lado a otro en gestiones, lo que eleva innecesariamente costos que pagan los compradores.
Se toman por la fuerza estacionamientos privados
Ojalá que un grupo parlamentario o un diputado dedique un poco de pensamiento a este asunto y proponga una reglamentación o ley que haga valer el derecho básico de los que han comprado viviendas
10 May 2016