Gracias a Dios, hay diputados y gente de la nueva clase gastando a raudales el dinero de los contribuyentes, pues es debido a ellos que hay consumo y al haber consumo se estimula la economía.
Es lo que imaginan...
Una de las señoras que capitanean a los comunistas ya dijo que al gastar ellos presupuestos aumentaba el consumo, y al aumentarse el consumo, “se estimula la economía”.
Según lo que pregonan, al haber un incremento del salario mínimo hay consiguientemente un aumento “en el consumo” y este aumento estimula las ventas lo que a su vez estimula la producción, se mueve la economía, hay mayor prosperidad, etcétera.
Hay pelos en esa sopa. Y el primero es que todo incremento de salarios por decreto genera desempleo. Y los desempleados se ven forzados a reducir su consumo.
Habrá quienes ganan más y mantienen su empleo. Van a un comercio y compran lo que antes estaba fuera de su alcance pero cuyos precios no reflejan aún los nuevos costos causados por el incremento salarial.
Pues, ¡oh sorpresa! Los nuevos salarios no los pagan los dueños de empresas o comercios, sino los consumidores que somos todos. Se pagan a través de los inexorables aumentos en los precios.
Se dice desde siempre: los salarios van por la escalera mientras los precios suben por el ascensor.
Supongamos que a partir de la próxima semana entra en vigencia la nueva tabla de salarios. Lo primero que hacen los comerciantes, el sector que trata directamente con los consumidores, es ajustar sus precios a los nuevos costos al sólo anunciarse. Los salarios son costos de producción, como el precio de la energía que consume una fábrica.
Reuniones y sordera con los afectados
Los rojos hablan de “consumo” como la gran fórmula para crecer. En su imaginación aumenta el consumo (suponiendo que el desempleo sea manejable) y de inmediato las tiendas venden más, las fábricas fabrican más, todos felices.
El problemita es que para fabricar más o vender más hay que aumentar espacio, estanterías, bodegas, maquinarias, lo que requiere de capital que es inversión, pero no habrá mucha inversión nueva con un gobierno cerrado a argumentos.
No han tenido el menor impulso para sentarse con agricultores y agroindustriales, hacer números y constatar que los incrementos salariales que el partido en el poder se saca de la manga sean o no ruinosos y las consecuencias en desempleo y bancarrotas.
Que haya “consumo” es una cosa; la otra es contar con una infraestructura capaz de sostener ese consumo una vez que las existencias del momento se hayan agotado. Para ello son necesarias las inversiones pero no habrá inversiones si no hay confianza y no habrá confianza mientras no haya políticas claras.
¿Quién confía en los que hacen del odio de clases su brújula?
Grandes consumidores con dineros públicos
No habrá inversiones si no hay confianza y no habrá confianza mientras no haya políticas claras.
18 May 2016