El descalabro económico, “la falta de todo” en Venezuela, ha provocado una grave crisis sanitaria, en la cual recién nacidos, enfermos de cáncer, accidentados, pacientes intervenidos quirúrgicamente están muriendo por falta de medicinas, electricidad, equipos, agua, ambulancias...
Una crónica del New York Times describe las angustias, tragedias y urgencias que afrontan médicos y que se traducen en miserables condiciones para los pacientes, de los cuales son especialmente afectados niños recién nacidos para quienes, entre otras cosas, no hay incubadoras dados los frecuentes apagones.
La noticia resalta: a causa de la crisis de generación eléctrica, crisis en un país con las mayores reservas de petróleo del mundo, sólo se trabaja dos días por semana, lo que naturalmente afecta el suministro de todo.
Y esa crisis puede llevar a un estallido final y tendrán que responder ante la justicia los cabecillas del régimen, que ahora ni siquiera tienen la posibilidad de refugiarse en Cuba, aunque, claro, deben de pensar que siempre está la opción de la República Popular de Alba y Chavista de El Salvador...
En el hospital de Barcelona, una ciudad venezolana, al amanecer de cada día hay dos, tres, cuatro niños muertos durante la noche. Mueren porque las incubadoras no funcionaron, mueren porque los equipos de respiración artificial fallaron, mueren por la falta de medicinas, dice la crónica.
En seguida relata cómo los médicos se pasan horas bombeando aire manualmente en los pulmones de sus pequeños pacientes. La muerte de un recién nacido es nuestro pan de cada día, dijo al periodista el doctor Osleidy Camejo, cirujano en uno de los hospitales de Caracas.
En los hospitales venezolanos convergen las fuerzas que están descuartizando al país. Guantes y jabón han desaparecido, medicinas para tratar el cáncer son muy escasas, la electricidad llega por cuentagotas.
Y sin electricidad la mayoría de equipos no funciona ni puede esterilizarse. En el hospital de la Universidad de los Andes no había agua para lavar la sangre de las mesas de operación; los médicos se prepararon para intervenir lavándose las manos con agua mineral embotellada.
Las estadísticas son devastadoras.
La muerte de bebés menores de un año se centuplicó en los hospitales públicos, pasando de un 0.02 por ciento en 2012 a 2 por ciento en 2015, de acuerdo con cifras oficiales.
Y el número de madres que mueren se incrementó cinco veces en el mismo lapso.
El desastre llega por pasos; ojo, salvadoreños...
Sin llegar a esos extremos, el sistema de salud en El Salvador va por similar camino: más y más faltan medicinas, equipos no funcionan, no se lava la ropa de los hospitales, fallan los generadores, a muchos niños les dan respiración artificial con bombas de mano.
En el Hospital Nacional de la Mujer faltan fármacos importantes como tamoxifeno;
falta personal para ampliar cupos en la Unidad de Cuidados Intensivos del Rosales, por lo que se ha estancado el programa de cirugías cardiovasculares;
se estancó la construcción de nuevos ECOS en el país, uno de los ejes principales de la reforma de salud;
hay continuas discrepancias entre autoridades del Minsal y sindicatos de trabajadores y médicos.
A todo esto se suma el creciente descalabro del nuevo Hospital de Maternidad, construido sobre un terreno cuya resistencia está en seria duda.
Inexorablemente El Salvador marcha hacia el desastre en servicios de “los países socialistas”.
El colapso de la medicina en la Venezuela chavista
Sin llegar a esos extremos, el sistema de salud en El Salvador va por similar camino: más y más faltan medicinas, equipos no funcionan, no se lava la ropa de los hospitales, fallan los generadores.
19 May 2016