Que no hay dinero para sostener los programas de seguridad declaró uno de los secretarios de la presidencia, urgiendo a la Asamblea aprobar mas préstamos por el monto de mil doscientos millones.
Poco les pide el cuerpo...
Hay dos formas de resolver el supuesto impasse: una, la peligrosamente gastada, es continuar endeudando al país hasta que todo truene y caigamos en la insolvencia como Grecia y Venezuela, escenario que posiblemente esté aun par de años de distancia.
La otra, la lógica, es recortar de raíz los enormes e inútiles gastos del régimen, especialmente los cuarenta mil “empleos” creados en tiempo de Funes para sostener un ejército de parásitos sociales como activistas rojos.
No hay empresa ni sector económico en el país, o el mundo, que resista duplicar de golpe, o incrementar en un veinte o treinta por ciento su personal, sin resquebrajarse.
O inclusive mantener los mismos niveles de personal en tiempos de crisis. Por ello es que hay tantas noticias sobre recortes muy dolorosos de personal, cierre de sucursales y venta de activos en el mundo.
Aquí tenemos un sector, el burocrático, que pasa inventando nuevas plazas para mas parásitos, y el sector trabajo que con gran esfuerzo mantiene los suyos.
Por tal motivo, señor secretario de Capres, la solución la tienen a mano: supriman de inmediato lo inútil, en este caso el sector parasitario.
Además de la usual cantinela, pedir más y más dinero, se acusó a las telefónicas de “fomentar el malestar” por aplicar el impuesto a las tarifas como por el encarecimiento de todo lo relacionado con comunicaciones digitales, importación de equipos, etcétera.
Pero ni las telefónicas están haciendo campañas para que la gente proteste, ni se necesitan cuando a cualquier persona o sector los costos de lo que consume o utiliza se van para arriba.
Es lo que tenía que suceder cuando a la recarga de los teléfonos se le aplicaron los nuevos impuestos “para seguridad”, como también hay gran descontento entre los pobladores de Soyapango por los cambios de rutas de buses, cambios que se hacen no para mejorar el servicio de transportes, sino en provecho del negocio rojo del Sitramss.
“El público que se vaya al Diablo...” piensan.
Nadie se transforma en sabioal nombrarlo en un puesto
Para muchos, el régimen está, financieramente hablando, en el peor de los mundos.
Por una parte, al llegar al poder se pusieron a gastar como marineros borrachos, con la idea de que el dinero crece en los árboles. En este caso, esos arboles de dinero están en el jardín de “la oligarquía neoliberal”. Y no importa cuánto saquean a los jardineros dueños de esos jardines pues los frutos, que son el dinero, siempre habrá (así creen).
Por la otra, creen que al nombrar a alguien director de asuntos espaciales o en cualquier puesto, ese individuo de inmediato no sólo es bañado en sabiduría, sino en eficiencia para administra esos recursos.
Pero no sucede ni lo uno ni lo otro, por lo que se cae en varios graves problemas al mismo tiempo: no saben manejar dinero, no pueden conducir las entidades en las que han sido nombrados pero igual siguen despilfarrando.
Sería un milagro de que el régimen no caiga en una bancarrota de hecho en el próximo par de años o antes.