Una de las más cautivadoras canciones de los Beatles es “The Fool on the Hill”, que traducido viene a ser el Idiota en la Colina, el drama de un pobre ser, insensible frente a un espectacular paisaje en el multicolorido ocaso del día.
Esa ceguera, tristemente, no es exclusiva de idiotas, sino que afecta a los que no aprendieron a ver, carecen de sensibilidad frente a la maravilla de volcanes y montañas, de grandes ríos y cielos tormentosos, de tornasolados escarabajos, de los filigranas de las nervaduras de la hoja de una planta.
“Enseñar a ver para aprender a ver” es una de las funciones esenciales de la educación: despertar en niños y jóvenes la admiración por la naturaleza, por la obra de los hombres, por lo que construye civilizaciones y sociedades libres.
El que aprende a “ver” en el sentido cultural es también el que no se contenta con lo que tiene en su barriada o su caserío, sino que arde de curiosidad por conocer lo que está al otro lado del cerro o mas allá de lo aprendido en su escuela o instituto.
Hay una realidad que vivimos a diario, que pone frente a nuestros ojos las maravillas que día a día suceden espontáneamente, por obra de personas, por la dinámica del comercio, por lo que hay que hacer para salir adelante.
Un ejemplo: sin que nadie lo planifique o lo organice, cada mañana, y desde la madrugada, centenares de miles de personas se mueven para poner a nuestra disposición, mercaderías, alimentos y bienes en los mercados, centros comerciales y tiendas en todo el territorio, como en los cuatro confines del mundo.
Sería imposible que una oficina o grupo de planificadores o voluntarios, acarreen a todos esos lugares la cantidad de tomates que se consumen o frutas o bebidas o telas o utensilios domésticos que la gente requiere.
¿Quién puede calcular cuál es la demanda de naranjas en Ayutuxtepeque, no digamos en San Salvador? ¿Cómo se organizan los que empacan, cargan vehículos, transportan y entregan todo eso?
Hay que aprender a vercon los ojos del espíritu
¿Cómo es que la gente se informa de precios y de los sitios donde venden esto u aquello?
En parte es obra de la publicidad, que principalmente por medio de los diarios informan a todo el país lo que cuestan las cosas y el valor de los diferentes servicios. Cuando no existían diarios de alcance nacional --y el primero en llegar hasta el último rincón del territorio fue EL DIARIO DE HOY--comerciantes, productores y compradores recurrían a aproximaciones, pero no más.
Y es al saber de precios que un agricultor se decide a sembrar frutales o vegetales, o busca en que otra cosa vale la pena invertir.
Y de eso se trata el “aprender a ver”, a valorar la maravilla que es la edad contemporánea, comenzando a guisa de ejemplo, con los analgésicos. Hace cien años la extracción de una muela era traumática, como viajar de un lugar a otro. Se dice que los sacamuelas, generalmente el barbero del pueblo, tenían que saber luchar o amarrar a sus pobres pacientes.
Se valora la modernidad solo pensando en los tiempos cuando no había teléfonos, únicamente telégrafos, que a su vez fueron un gran avance sobre las diligencias de caballos.
El pobre ciego en la colina, ciego a la belleza del ocaso
Se valora la modernidad solo pensando en los tiempos cuando no había teléfonos, únicamente telégrafos, que a su vez fueron un gran avance sobre las diligencias de caballos.
18 April 2016