Como señala Luis Mario Rodríguez, una cosa es imponer medidas de emergencia a criminales y asimismo a los territorios controlados o asediados por las pandillas, y otra muy distinta coartar libertades y derechos fundamentales, como pretenden ciertos funcionarios.
La gran mayoría de pobladores es víctima del crimen organizado, está siempre expuesta a sufrir atropellos, es la que padece las imposiciones, desde pagar para llegar a sus viviendas hasta cubrir los costos que las extorsiones causan a los precios de lo que se compra y usa.
Es natural que se intervengan comunicaciones entre pandilleros, o las llamadas que se hacen al exterior de los penales, como debió haber sido siempre. Pero hay un insalvable trecho entre lo relacionado con criminales y los derechos de la gente que trabaja, maneja su vida, se comunica y participa en el quehacer general acatando leyes y lo que es honesto, tranquilo y amigable.
Se pueden decretar disposiciones excepcionales aplicables a ciertos territorios y determinados perfiles de conducta, pero su éxito o fracaso no dependerá solamente de cuáles serán esas políticas y acciones, cuanto del grupo humano, profesional y de seguridad encargado de implementarlas.
El espantoso auge en la criminalidad se debe, primordialmente, a la falta de organización, de ideas, de capacidad para administrar, de entendimiento y de profesionalismo de lo que es “el gabinete de seguridad”. En siete años pasaron por una tregua que sirvió más al enemigo que al país, aunado esto a los seguimientos a dirigentes empresariales y opositores.
Pensar que los mismos que van de fracaso en fracaso dando palos de ciego, van a ser exitosos ahora, es engañarse, burlarse de quienes sostienen con sus impuestos al país.
Tampoco se podrá luchar efectivamente contra el crimen mientras el partido oficial alimenta el odio de clases, la desinformación y el engaño, a lo que se suma la creciente politización de muchos jueces, como sucedió con el caso de Francisco Flores, que tuvo dedicatoria para aniquilarlo.
Corten el gran fiestón y pongan los pies en la tierra
Si lo que le agobia al grupo en el poder es “perder cara” frente a los que son el voto fuerte del comunismo, busquen apoyo externo para integrar los “task forces”, grupos de acción, que emprendan las acciones necesarias y administren los recursos.
Una oportunidad para romper el hielo es la venidera visita del exalcalde Giuliani, de Nueva York, que tuvo un señalado éxito en reducir los índices de delincuencia en “La Gran Manzana”.
Sin capacidad administrativa y sin experiencia en el combate contra criminales, desde pandilleros hasta narcotraficantes, no habrá caudales que alcancen.
Por otra parte, administradores capaces y expertos criminólogos harán mucho con menos, sin violar los derechos y libertades fundamentales de la población.
Recuperar el país, devolver una medida de seguridad a la gente, sentar las condiciones para que los criminales “del montón” puedan reinsertarse a sus comunidades y familias, es una tarea de todos.
Y al ser tarea de todos, no un cometido que corresponde únicamente a un régimen en dificultades —morales, ideológicas y financieras— y a sus petrificadas figuras, petrificadas en sus puestos y salarios, deben sentarse las condiciones para que de inmediato se emprenda la cruzada por la civilización.
Los horrores que sufre la Nación exigen urgentemente que los del partido oficial dejen la fiesta, recorten de inmediato gastos y pongan los pies en la tierra.
Una guerra que no ganarán los que la están perdiendo
Sin capacidad administrativa y sin experiencia en el combate contra criminales, desde pandilleros hasta narcotraficantes, no habrá caudales que alcancen.
14 March 2016