Quieren caerle encima a las propinas que damos

Desde el punto de vista espiritual, la propina es una faceta de la caridad y el amor al prójimo de los que nos habla el Evangelio, que también dice que el más importante en el Reino de los Cielos es el que sirve a sus semejantes.

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20 March 2016

En muchos lugares la propina es parte esencial del salario del trabajador, especialmente para quienes ganan el mínimo.

Pero se nos dice que un pastor insta a los salvadoreños a no pagar propinas, sino, en cambio, dar diezmos a su templo para “dios”.

En ciertas novelas clásicas, como La Cartuja de Parma, de Stendhal, el héroe intenta gratificar a personas que lo curan de lesiones y lo albergan, pero sus bondadosas samaritanas las rehúsan. Se tiene el privilegio de dar propina y la libre opción de no recibirla.
  
En la Europa posvictoriana, de las primeras décadas del siglo XX, lo de las propinas se estaba yendo de las manos hasta que Benito Mussolini decretó una propina del diez por ciento, la que en parte se dividía entre el mesero y el personal de cocina.

Y así quedó hasta que de nuevo el asunto amenazaba salirse de control, como en México y algunos restaurantes estadounidenses que pretenden un veinte o veinticinco por ciento, hasta que los europeos regularon otra vez la práctica. La propina se fijó como parte del precio y al pagar sólo se redondea; si la cuenta es de 57 euros se redondea a 60.

En muchos lugares la propina es parte esencial del salario del trabajador; en el Medio Oriente la propina, el backshis, es su salario y así en muchas regiones del Asia.

Desde el punto de vista espiritual, la propina es una faceta de la caridad y el amor al prójimo de los que nos habla el Evangelio, que también dice que el más importante en el Reino de los Cielos es el que sirve a sus semejantes.

Pero ahora se llega al extremo de proponer que en lugar de pagar propinas a meseros, peluqueros, cosmetólogas, etcétera, se entregue ese dinero como diezmos pero sin dar un número de cuenta en las celestes mansiones donde hacer el depósito.

Griegos y romanos sacrificaban animales a los dioses para luego comérselos pero tirando sobre una fogata restos cuyos humos llegaban hasta el Olimpo y en tal manera agradecer a los dioses sus bondades.

Como sucede hoy en día: se recaudan enormes sumas de impuestos, se gastan en sostener espléndidamente a burócratas y se tira un poco de esos caudales “para medicinas”, “bonos para los pobres”, “pensiones para los necesitados”. Los grandes señores y los mantenidos del partido tiran unos mendrugos para los servicios que llegan a la gente. 
 

Todo impuesto que se decreta
lo paga hasta el más pobre  

A causa del despanchurramiento de la economía tras la llegada de los rojos al poder, la industria de la alimentación está  pasando un muy mal momento, afectando a sus trabajadores y personal.

Todos ellos sostienen familias, muchos se ven forzados a pagar renta para entrar o salir de sus vecindarios, las clientelas son menos espléndidas que antes y a eso se sumarán los efectos del encarecimiento general de la canasta básica, en gran parte a causa del despilfarro fiscal: todo impuesto que se decreta, inexorablemente lo paga cada salvadoreño, golpeando con mayor fuerza a los pobres. El último garrotazo fue el alza al costo de las telecomunicaciones.

Todos paguemos propinas por los servicios que recibimos, que en nuestro país son siempre cordiales, con la sonrisa a flor de labios. Y más en un país con tan buena oferta de restaurantes.