Nuevos alcaldes

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Por Inés Quinteros

17 March 2018

El 1° de mayo tomarán posesión de su cargo los alcaldes electos el 4M. Algunos nuevos y otros a reelección, algunos que parecen haber comprado el puesto a perpetuidad. Lamentablemente en el pasado ha habido tristes experiencias en el desempeño de estos funcionarios, que constituyen la principal autoridad en sus municipios, y donde se pone de manifiesto la falta de responsabilidad del partido que los propuso, incluso para reelección, únicamente porque generan votos.

Alcaldes con varios años en el cargo, pero señalados por delitos de tráfico de personas, de involucramiento en actividades de narcotráfico, de contrabando, enriquecimiento ilícito, que se demuestra con la construcción de vías de acceso, nuevas ciudades con escuela incluida, alrededor de las mansiones del capo. Algunos están presos, otros son prófugos de la justicia y algunos siguen en el cargo a pesar de los señalamientos.

También hay casos de personas con muy buena voluntad pero que carecen de la capacidad para administrar un municipio, porque no tuvieron los estudios suficientes que les permitan hacer buen uso del Fodes, elaborar una carpeta técnica, hacer las licitaciones que exige la ley, para conceder los contratos a las personas o empresas más idóneas.

Hay cantidad de historias, algunas que pueden calificarse de grotescas, aunque costaron miles de dólares, como construcción de piscinas, que nunca pudieron estrenarse, o por falta de agua en la zona, o porque presentaban grietas por donde el agua se salía. Construcción de parques, edificios, calles y otros de servicio público, que no se terminaron por irresponsabilidad del constructor, que abandonó la obra y desapareció con el dinero. Es imperativo que para elegir candidatos los partidos tomen en cuenta el perfil de la persona que dirigirá el municipio. Y que se nombrara una comisión evaluadora para asesorar y supervisar las obras a desarrollarse. Tal vez el gobernador departamental, cuyas funciones nunca han quedado muy definidas, podría realizar una buena labor de fiscalización.

Como la responsabilidad de elegir a los candidatos idóneos recae totalmente en las comisiones de los partidos políticos, éstas deben estar conscientes de que no pueden proponer a quienes atraigan más votos, sino tomar en cuenta su capacidad, los estudios realizados, trabajos desempeñados, sus valores, su vida familiar y la reputación de que gozan en el municipio que pretenden gobernar, independiente de su importancia territorial. Muchas veces los criterios de selección se basan en mantener al partido en la alcaldía, sin considerar la historia personal del candidato.

Esta experiencia se vivió en la reciente elección de diputados, en que los partidos no tuvieron objeción en permitir que se postularan a continuar en la Asamblea a diputados que habían sido señalados en actos de corrupción o contrarios a la ética, o que por su escasa formación académica o desempeño profesional no reunían el perfil para ocupar un escaño en ese órgano del Estado. Y lamentablemente muchos de ellos han sido elegidos, cuando la población hubiera visto con buenos ojos su exclusión como una penalización por comportamientos antiéticos.

Estamos en un momento de crucial importancia para el futuro de nuestra democracia. Por un lado, una promesa presidencial de hacer los cambios convenientes en su gabinete, lo que decidirá una comisión técnica, cuyos integrantes han tenido un desempeño tan mediocre, que no augura ningún cambio para mejorar. Y por otro lado, una campaña para definir al candidato presidencial de ARENA, y aunque prometen voto secreto, la participación de miembros importantes del partido favoreciendo a los candidatos en sus presentaciones públicas deja ya la duda de qué tan transparente será ese proceso. La población está vigilante.

Columnista de El Diario de Hoy