Varias entrevistas televisivas de esta semana llamaron mucho mi atención y quiero comentarlas. Los medios de comunicación tradicionales, si hacen bien su trabajo, pueden cumplir con la tarea de exponer públicamente a los protagonistas de la vida política nacional mejor que los nuevos medios alternativos. Dígase lo que se quiera decir, sucumbir a la tentación de sesgarse resulta más difícil para los tradicionales que para los nuevos medios electrónicos que, incluso, pueden nacer espurios desde el inicio. Los troles, por ejemplo.
Primero, una entrevista a dos integrantes de la vieja guardia de ARENA. Se escuchó, de boca de Mario Acosta, la afirmación de que los diputados recién electos de su partido darán el ejemplo renunciando a varias de las canonjías de las que gozan en la Asamblea. Si así fuera, el paso fugaz del diputado Valiente por la fracción arenera no habría sido en vano. Hugo Barrera, por su parte, se esforzó por mostrar su convencimiento que ARENA ya no puede mantener una filosofía de extrema derecha. Barrera, derrotado en la última elección interna de ese partido, demostró tener en aquel momento ideas claras respecto a un nuevo modelo de financiamiento de ese partido. Eso le habría permitido mayores márgenes de independencia al presidente del COENA. Ahora que tendrán sus internas para elegir candidato presidencial, le vendría bien para intentar proceder con imparcialidad. No sé cuánta influencia tienen ellos aún dentro de ese partido.
Interesante también la entrevista de Nayib Bukele. No sé puede saber aún si el paso de Bukele por la política será consistente. Hasta ahora se lo puede tipificar como el más espectacular, pero también el más errático e impredecible. Es el más joven político de todos los que figuran, lo que significa que tiene el tiempo a su favor; a su favor tiene también su cuna, su acomodada situación, su inteligencia y el tiempo que ha destinado a leer, que lo denota. En su contra pesan sus arrebatos juveniles, su orientación comunicacional antes que real y la falta de una real organización que lo apoye. Ha peleado solo sus batallas, batallas notables, aunque no justas ni acertadas, y eso no es despreciable. Parece que de su enfrentamiento con el Frente ha salido un poco más asentado, lo que le viene bien. Se lo escuchó decir que hará un partido político para, desde dentro del sistema, tratar de cambiar el esquema partidario. Así sí se vale. Ojalá que se ocupe también de mantenerse dentro de lo que el ordenamiento legal indica, así sea en cosas que a él le parezcan nimias.
No se puede dejar de comentar el arranque de macho viejo del gobierno de El Salvador. Bueno, no sé si del gobierno o de la cúpula del FMLN. Como alguna vez lo dije, eso de ser vanguardia del proletariado debe ser bonito: como Jalisco, nunca pierden; y cuando pierden, ¡arrebatan! Primero uno que les echa la culpa a empleados de gobierno de quinta categoría porque no hay medicinas en los hospitales y ahora tratando de defender a la cúpula, principal responsable del desastre electoral. ¿Hasta este momento el Señor Presidente evaluará a sus funcionarios? ¡No mojen que no hay quien planche! ¡Si son los mismos desde hace ocho años! De haber fungido como líder, hace varios que el Señor Presidente tuvo que haber asumido la responsabilidad de cambiar a su malos funcionarios, por lo menos los más corruptos, que son los que más daño le han hecho al país y a su gobierno. Si la gente sabe cuáles son, ¿no lo sabe él? Con esta medida, lo que ha demostrado es que no logró aprender a ser el líder de todos los salvadoreños y, quizás, ni de su propio partido.
Suerte que se terminó el espacio y no pude comentar la desastrosa re aparición pública de Gerson Martínez: “Puede que sí, puede que no, lo más seguro es que quién sabe”. Con esas indefiniciones sería mejor para el país que no acepte nada de lo que le propongan (él no quiere pero es un leal servidor público), aunque “todas las comunidades” se lo pidieran de rodillas.
Psicólogo y columnista
de El Diario de Hoy.