¿Su voto es prepago?

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Por Inés Quinteros

01 March 2018

Hace unos días unos amigos hablaban de que la política ya no les interesaba al punto que algunos van a votar en blanco, y otros peor, no votar. Es entendible que en nuestra sociedad actual exista tal apatía, sabiendo que dentro del inconsciente colectivo la palabra “política” sea asociada con “corrupción”. Es por eso que este artículo tiene como propósito identificar si su voto es o no es prepago.

¿Qué es un voto prepago?

Platón decía que “el precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres”. Por ello un voto prepago es aquel que se vende por algún beneficio tangible e intangible y que provee un resultado por placer o vana necesidad. Así que la razón de por qué usted bota su voto en blanco, o peor, que no vota, es porque usted ha sido víctima de estos “peores hombres” que se han encargado de sembrar desconfianza, apatía, y sobre todo, la desesperanza.

Y sí, desconfianza al preguntarse si este tipo de voto prepago puede traer algún tipo de enfermedad. Porque cuando no existe la integridad, los valores o un preservativo intelectual, caemos en tal tentación al punto de contraer HIV, o como yo le digo, “Hijos de la Ignorancia Voluntaria”.

¿Cómo se crea un voto prepago?

En Canadá leen alrededor de 22 libros en el año, mientras que el 44 % de los salvadoreños “nunca o casi nunca” leen por motivos profesionales y/o educativos, según la encuesta latinoamericana de Hábitos y Consumos Culturales. Peor aún, en El Salvador se leen en promedio no más de tres libros anualmente. Pero, ojo, ignorancia no es solo ausencia de conocimiento, sino creer que todo lo que sé, es, y que no hay otras posibilidades válidas. Posibilidades simples como la de reemplazar videos que carecen de profundidad por leer más y de forma crítica. O, como coloquialmente dicen, leer quita lo inepto.

“Pequeñas mentes hablan de personas, mentes medianas hablan de eventos, mentes grandes hablan de ideas”.

– Eleonor Roosevelt

Visto desde mi perspectiva psicoanalítica en la política, en un país donde no leen de manera crítica es un país que no se maneja con ideas sino con emociones. Y esto se observa a diario por las redes sociales y en reuniones de amigos, donde creen estar debatiendo sus posturas de una forma crítica y racional, cuando en realidad comparten emocionalmente una opinión. Bueno, esto sí es mi opinión.

Entonces, sabiendo que El Salvador, siendo un país donde no existe cultura a la lectura, difícilmente se podrá generar un pensamiento crítico, y en efecto estar más expuestos a este voto prepago. Porque a la hora de votar, las personas creen que su voto parte de un proceso racional, cuando realmente esto es todo lo contrario. En el proceso de votar, las personas están más motivadas por la amenaza de algo malo, que la oportunidad de algo bueno según la psicología social.

En psicología existen tres subtipos de efectos que se utilizan con frecuencia en las campañas políticas con el fin de manipular más a las masas. Este efecto se le llama “Sesgo Cognitivo”. Son efectos que desvían el procesamiento mental del camino de la lógica, lo que lleva a una distorsión y alteración en el procesamiento de la información captada por nuestros sentidos. He aquí cuando llegan publicistas y asesores de campañas donde saben cómo distorsionar la decisión crítica del voto a través de la manipulación de los sentidos.

El primer sesgo se llama el “Efecto de Arrastre”, o como yo prefiero decirlo, “Efecto Rebaño”. Este efecto consiste en sostener una opinión, creencia y/o preferencia solo porque muchas personas también la tienen. Este efecto puede traer graves consecuencias de tipo fundamentalista y radical, por ejemplo cuando millones de personas siguieron las ideas de Hitler.

El segundo es el “Sesgo de Compromiso”, el cual consiste en que tendemos a comprometernos con una idea o decisión, cuando ya le hemos invertido tiempo y esfuerzo. Aunque sepamos que lo más probable los resultados sean malos, nos da miedo perder lo que ya hemos apostado, inclusive si la posible ganancia es menor. Por ejemplo, cuando hemos asistido a eventos de algún partido, colocado afiches en las ventanas, hasta sostener un banderín con la foto del candidato. Al realizar este tipo de acciones hace que nuestro compromiso sea cada vez mayor y genere una opinión cada vez menos crítica, objetiva y cerrada a otras opciones.

El último efecto está relacionado con el anterior; a este se le llama “Sesgo de Evitar la Pérdida”. El cual consiste en que cuando “ganamos” o podemos “ganar” un premio, y para poder cobrarlo, debemos hacer alguna inscripción, compra de otro producto o inclusive votar. Los mercadólogos políticos aprovechan las ganas de conservar lo que ya ganó y manipulan a las bases votantes desde un asistencialismo y entretenimiento. Ya sea desde conciertos, comida, bebida y hasta en ciertas ocasiones, dinero.

Comprenda que un gobierno barato no desea gente bien informada, ni bien educada con capacidad de pensamiento crítico. No, esto es peligroso. Con la suma de estos efectos, y entre otros, es que así se logra crear a este tipo de votantes que se prostituyen inconscientemente por el voto prepago. Es decir, un voto que se prostituye por el placer del pan y el circo.

¿Cómo purificar el voto prepago a un voto casi-virgen?

Cuando estaba en mi programa “Sugestiones la Ciencia del Engaño” en History Channel, exponía cuán fácil las personas pueden ser manipuladas sólo a través de las palabras correctas y con la comunicación no verbal exacta. Porque como psicólogo y consultor político siempre digo que el comportamiento del voto es una actividad irracional, es netamente emocional.

El psicólogo Vittorio Caprara y sus asociados en la Universidad Sapienza de Roma mostraron que los votantes buscan votar por políticos que tienen una personalidad similar a ellos mismos. La ideología es a menudo el medio por el cual los políticos nos transmiten su personalidad. Los políticos que minimizan la ideología son etiquetados erróneamente por nosotros como oportunistas que se dedican a la política para sí mismos y no para el público. Entiéndalo así, el político es el racional, mientras usted vota emocionalmente creyendo que está siendo racional en su proceso del voto.

La orientación política incluso está influenciada por emociones inconscientes. El inconsciente manipula entre el 80 al 95 % de nuestras decisiones diarias. De hecho Charles Taber y Milton Lodge de la Universidad Stony Brook de Nueva York utilizaron experimentos de laboratorio para demostrar que el razonamiento político de las personas está sesgado por sus sentimientos morales subjetivos.

Así que la ideología es un constructo de emociones racionalizadas dentro de un proceso retórico. En la mayoría de los casos, tendemos a prestar atención selectivamente a la evidencia que confirma nuestra orientación política mientras pretendemos que el conflicto entre la razón y el gusto no existe.

Tanto es así que Pazit Bloom, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, realizó experimentos de laboratorio que mostraron que los sujetos al estar frente de imágenes con comida desagradable, sí afectó su punto de vista político/moral inclusive cuando se les pedía que expresaran su punto de vista racional sobre el tema. A los sujetos se les preguntó sobre su opinión sobre la adopción por parte de parejas homosexuales. Aquellos que estaban preparados con imágenes repugnantes mostraron una convicción moral más negativa, incluso a las preguntas que se suponía que motivarían el razonamiento. Estar apegados a las ideologías pueden distanciarnos y nublar nuestro sentido común y el proceso objetivo.

Lo único que interfiere hoy en día con el conocimiento es nuestra actual educación. Por lo tanto, si usted desea purificar su voto prepago, le aconsejo cultivar su pensamiento crítico dejando su dependencia en las opiniones de los demás. Sopese toda la información que tenga disponible para que no nuble su objetividad y así no ser manipulado. Y por último, sea inteligente pensando de forma diferente, aprenda a cuestionar, vaya a la fuente directa y no coma entero. Sólo así es que se hará más difícil el proceso de distorsión de los demás.

Por ende, cuando vaya a votar, no bote su voto, menos lo deje en blanco, cúrese del HIV al no ser blanco de los “peores hombres”. Vote, pero vote con la razón.

CONSULTOR EN COMUNICACIÓN POLÍTICA