Esta es un platica inusual con el general Mauricio Ernesto Vargas. Se habló de Dios y de los retiros espirituales que llevan a cabo en la Fuerza Armada, mejor conocidos como las Acampadas Militares, que se desarrollan entre tres a cuatro al año.
Devoto de la virgen María, el “Chato” Vargas cuenta que no hay un solo santo para los militares, aunque la patrona de la Fuerza Armada es la Virgen del Rosario, relacionada a una gran victoria de soldados cristianos contra ejércitos turcos en Europa hace siglos.
Fiel a su estilo, no duda en responder preguntas como la riña que puede existir entre la palabra de Dios con los soldados que, se supone, están preparados para matar. O cómo él lleva sus principios espirituales a campos tan minados como la política, en su rol de diputado y aspirante a diputado en las elecciones que vienen.
Por esas misiones es que deberían quizás estar más cerca de la fe.
Es que es correcto. Precisamente cuando tú ves a Cristo que entrega la vida por nosotros y tú entregas la vida por tus hermanos, lo que estás viendo realmente es primero el amor de Dios, segundo cuando Él te implica que tengas tolerancia, cuando te dice si te dan en una mejía pon la otra, cuando te habla del bien común, cuando te habla del amor al prójimo, todo esto es un elemento complementario, y lo voy a decir en texto claro: si en mi tiempo de vida profesional, de crecimiento profesional, yo hubiera tenido una complementariedad tal vez los errores hubiesen sido menores. O la búsqueda de los daños colaterales serían menores, porque hay una visión complementaria de la misericordia, del temor a Dios, del amor al prójimo, etcétera. Sería un factor de complemento que tendría cada individuo en el cumplimiento de su misión.
¿No hubo eso durante la guerra?
Prácticamente, no. Sí teníamos los capellanes militares pero se encargaban más que todo de los sacramentos, la confesión, la misa, el casamiento, el bautismo, la confirma, pero hasta allí no más.
¿No se inculcaba el temor a Dios en tiempo de la guerra?
Temor a Dios no es miedo. Es el respeto a la palabra de Dios.
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En nuestro tiempo, tal y como está el papel de la Fuerza Armada en esto momento, ¿dónde cabe este tipo de doctrina?
A la persona le dan un complemento de más humanidad en el cumplimiento de su tarea. Pero no hay colisión entre la fe de lo que se recibe con la misión que se cumple. Lo que se pondera más que todo son excesos de fuerza, excesos individuales. Podría ser hasta en un momento determinado, inducir un comportamiento más acorde con la palabra de Dios, pero que no entra en colisión en ningún momento con el cumplimiento de tu misión.
Hablar de la palabra de Dios en tiempo de campaña, de elecciones genera críticas.
La crítica es por la falta de información o la ignorancia de lo que esto representa. Porque reitero, no implica el dejar hacer, el dejar pasar.
¿Cómo le sirven sus principios cristianos en su rol como diputado?
Primero el amor y el temor de Dios. Tengo que actuar conforme a los principios cristianos y no a los principios paganos. Y esto me sirve para saber que yo tengo que rendir cuentas en un momento determinado. Aunque no lo quiera voy a rendir cuentas ante el Señor. Y me va a cuestionar y me va a decir: Yo te di esta oportunidad para que hicieras esto por tus hermanos, pero no lo hiciste.
Robaste. Fuiste indolente. Fuiste un gran populista de primer orden. Mentiste a cada rato a las personas. Toda esta situación de principios y valores, desde el punto de vista de religiosidad, no es para los políticos, es para el ser humano, para ser una persona más humana en su vida individual y en su concepción general.
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Con las disculpas del caso, todo lo que usted dice, es lo que la gente reprocha a los políticos.
Sí, es que es correcto. Pero es correcto a veces porque a todos nos pintan con la misma brocha. No todos somos buenos ni todos somos malos. Tendríamos que tamizar en un momento determinado y poder evaluar y conceptualizar a cada quien y no fanatizar desde una perspectiva religiosa.