A cien días de andadura el régimen está mal calificado

El remedio a las dificultades del Seguro, para el régimen, no es administrar con eficiencia el gasto y reducir costos en forma drástica, sino incrementar la empleomanía

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08 septiembre 2014

Alos cien días de iniciar andadura el régimen ha registrado la peor calificación en la historia reciente, lo que da lugar a acusaciones y veladas amenazas contra los productores, a quienes se pretende culpar de las consecuencias tan negativas que los desaciertos y malas políticas provocan.

Pero la naturaleza del problema la han expuesto los médicos del Seguro Social: la institución ha sido recargada con nombramientos de personas no idóneas a las que se les pagan grandes salarios, por encima de lo que ganan especialistas y personal experimentado. Esos nuevos funcionarios no saben mayor cosa pero al ser militantes del partido oficial estorban, retrasan y absorben recursos, de hecho descapitalizando al Seguro y restando fondos para inversión y gasto.

El remedio a las dificultades del Seguro, para el régimen, no es administrar con eficiencia el gasto y reducir costos en forma drástica, sino incrementar la empleomanía, lo que a corto plazo puede llevar a un desplome de los servicios.

Por desgracia, el incremento sin medida de los impuestos y el alto endeudamiento del país están descapitalizando a los sectores productivos, lo que pone en alto riesgo no sólo a las empresas, sino también al empleo que generan, la competitividad, la innovación tecnológica y su misma supervivencia.

Para Hacienda, los impuestos, que son costos, los deben absorber aquellos a quienes se aplican, pero haría caer a los productores en problemas de pagos, como en falta de dinero para adquirir materias primas o hacer frente a imprevistos, afectando la posibilidad de crecer.

Las ganancias de un productor como de cualquier negocio, son los recursos esenciales para innovar, sostener, crecer, invertir y ser más eficientes. Y en esto lo esencial es ser competitivos frente a productos y servicios del exterior, pues al dejar de serlo las empresas se pueden ver forzadas a reducir operaciones y, eventualmente, a caer en insolvencia, como le está sucediendo al régimen.

Hay que iniciar entendimientos

del régimen con los productores

Y al régimen eso le afecta en igual medida que a los productores, pues si una economía va en declive, también se reduce el ingreso fiscal, como de hecho ya comenzó a suceder.

El Salvador, debe tenerse presente, carece de riquezas naturales, no posee petróleo y su territorio es pequeño. En tales condiciones lo único que sostiene a la economía y, por extensión, a la burocracia, es la capacidad para fabricar bienes y ofrecer servicios; si dejamos de ser competitivos se reducen las exportaciones del país y, por tanto, también el ingreso de capital externo; nadie puede salir ganancioso de una situación semejante.

A esto hay que agregar otro hecho: que los impuestos están descapitalizando a los productores y a la gente en general, pero esos impuestos no se usan para mejorar infraestructura y la calidad y oportunidad de los servicios públicos. La más triste demostración de ello son proyectos mal concebidos y peor ejecutados, como el gran hoyo de El Chaparral y el Sitramss, a lo que se agrega tratar de revivir el IRA, de ruinosa trayectoria, como un instrumento de control político.

Nadie puede, por sí solo, sacar adelante a un país en crisis, lo que obliga al régimen a iniciar un proceso de entendimiento con los sectores afectados que son, precisamente, los de trabajo, los que producen lo que la gente consume, sus alimentos y los servicios que necesita.