Los profundos cambios que llevan a la pobreza

Si hoy resulta difícil cambiar de empleo o encontrar uno nuevo, en adelante eso se va a complicar aún más, lo que afecta el futuro de los jóvenes que llegan a adultos sin lograr incorporarse al mundo del trabajo

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07 febrero 2014

Con los "profundos cambios" que los comunistas han ofrecido aquí y en el resto del mundo, pueden los salvadoreños esperar lo de siempre en caso de que triunfen los efemelenistas en marzo:

--Salir del dólar, imponer una nueva moneda, hacer perder a los trabajadores los ahorros que hayan acumulado a lo largo de sus vidas, quedarse sin sus pensiones y renunciar a las viviendas que hayan venido pagando;

--el reemplazo del Ejército por un nuevo "ejército popular" compuesto por exguerrilleros y Dios sabe qué otros grupos;

--ver cómo fábricas, comercios, talleres, industrias y lugares de trabajo son estatizados para que la mayoría de esas fuentes de empleo se pierdan, como desapareció la mayor parte de los ingenios de azúcar en Cuba;

--ver cómo el mercado, desde las ventas callejeras hasta las tiendas de los barrios, se sustituyen por dispensarios de alimentos y toda clase de artículos, por lo que la gente pasará de comprar con su dinero lo que desea, a recibir lo que otros definen vía cupones de racionamiento.

Y, así en adelante, incluyendo el control de los medios de difusión, interminables peroratas políticas en la radio y la televisión estatales, pancartas con eslóganes en vez de anuncios comerciales…

En un país en bancarrota y, a la bancarrota nos encaminamos, nos guste o no nos guste, no existen programas "sociales" como los que hay ahora. Y no existen porque no se dispone de los medios para sostenerlos, que son los impuestos que pagan los productores del país y que paga la gente vía precios.

No encuentran empleo,

pero hallarán una deuda qué pagar

Los programas, hay que señalarlo, no los han pagado de su bolsillo el actual ni el anterior presidente ni sus funcionarios ni los miembros de la Legislatura ni el partido rojo, pues ellos también viven y disfrutan de lo que el fisco recoge de la gente de trabajo.

Y esa gallina de los huevos de oro es la que quieren eliminar para sustituirla por los trabajos forzados que imperan bajo las dictaduras.

Inclusive el proceso de empobrecimiento va adelantado: tan pronto se supo la noticia del gane en la primera ronda de los candidatos del FMLN, los bonos de El Salvador perdieron mercado. Y pueden estar seguros, estimados lectores, que mucha gente de trabajo ha metido en el congelador sus proyectos de inversión.

Y sin inversión, les guste o no les guste, no sólo no habrá nuevo empleo, sino también será más difícil mantener el empleo que ahora se tiene.

Si hoy resulta difícil cambiar de empleo o encontrar uno nuevo, en adelante eso va a complicarse aún más, lo que afecta el futuro de los jóvenes que llegan a adultos sin lograr incorporarse al mundo del trabajo.

Y esta realidad nos trae a la mente las ferias de empleo que, de vez en cuando, se realizan: miles de muchachos con alguna o muchas habilidades se presentan con sus resúmenes de vida y piden ser entrevistados, pero sólo un bajo porcentaje de ellos consigue un empleo.

Los jóvenes salen decepcionados, como decepcionados y tristes quedan los negocios que asisten, que mucho quisieran poder acoger en sus empresas a personas con ese entusiasmo y esos anhelos.

Y a esos jóvenes, como a todos los salvadoreños, les tocará pagar la enorme deuda adquirida por el régimen para nada.