El buen policía del filme y los cantos de sirenas

Mientras aquí hay gente que no acude a votar, creyendo que todo irá bien, en Venezuela la dictadura comunista, hermanada con los rojos salvadoreños, interviene negocios, cierra medios informativos

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18 febrero 2014

El candidato rojo a vice quiere reunirse con ANEP para, dice, encaminar políticas que aseguren una relación constructiva entre los productores y los comunistas.

Esto cuando capitostes de su partido afirman que van a "castigar" al gran capital (y por extensión a su personal y a la cadena de producción de la que forman parte) al mismo tiempo que, semana a semana, Funes insulta a los productores.

La mano conciliatoria y un partido hostil recuerdan las películas en que aparece el dúo del policía brutal y el policía amigable: el primero interroga con la fuerza, amenaza, golpea y hace cosas peores… luego llega el buen policía que sonríe, ofrece una taza de café y va sacando la información…

En La Odisea, Homero relata cómo Ulises, al navegar cerca de los arrecifes donde sirenas atraían con su dulce cantar a los marinos, para que sus naves encallaran y ellos murieran, se hizo amarrar al mástil después de poner tapones a los oídos de la tripulación.

Cuando "el astuto Odiseo" (Ulises) oyó los cantos, gesticulaba y se movía para ir donde las sirenas, pero no pudo y todos se salvaron de una muerte segura.

Oigan los cantos, estimados representantes de la gente que trabaja, invierte, se sacrifica, persevera, genera empleo y produce los bienes y servicios que necesitan y usan los salvadoreños, pero sin desamarrarse para no hundirse en la desgracia.

Veámonos en el espejo de Venezuela, donde matan a los manifestantes

En juego están no sólo millones de empleos, sino además la producción nacional, lo que alimenta y viste a los salvadoreños.

Y después de reunirse con los "sirenos", empresarios y trabajadores reflexionen que son las empresas, desde el personal de limpieza hasta los accionistas, las que estarán en juego.

Y, asimismo que, en adelante, una vez entronizada la dictadura roja, los déspotas son muy amables y van a rellenar las urnas por todos nosotros, como hace Ortega en Nicaragua y lo tenía listo el "Hombre del Sombrero" en Honduras.

Pregúntense los invitados al "diálogo" propuesto: ¿Alguna vez un rojo les pidió que le explicaran cómo funciona su fábrica o su industria? ¿Alguna vez se acercó uno de ellos a preguntarles lo que pensaban de medidas o políticas, o cómo podía eso afectar la producción? ¿Por qué lo hace uno de ellos hasta ahora, si no es para darles atol con el dedo?

Nunca, porque "los que lo saben todo y son dueños de la sabiduría suprema" nada tienen que aprender de otros.

Los comunistas "nunca olvidan, nunca perdonan y nunca aprenden".

Y aprender es lo que la mayoría de nosotros ha hecho en la vida y muchísimos seguimos haciendo.

Aprendemos para hacer bien nuestro trabajo, para ser más educados, para superarnos, para aspirar a promociones con base en capacidades adquiridas, no por ser el sobrino de un diputado.

Aprendemos porque esa es todavía la costumbre en un mundo que se mueve a base de ejecutorias, experiencia y méritos, una verdadera "meritócracia", antes de que fuera impuesta la "dedocracia", o la parasitocracia.

Mientras aquí hay gente que no acude a votar, creyendo que todo irá bien, en Venezuela la dictadura comunista, hermanada con los rojos salvadoreños, interviene negocios, cierra medios informativos, persigue a la oposición y mata a balazos a los manifestantes en la calle.