¿Socialismo pipil? ¿El de los caites y la hambruna?

El socialismo pipil vendrá a ser un refrito igual al llamado del siglo XXI, sólo que aplicado por los mismos incapaces que, en cinco años, han llevado a El Salvador a la bancarrota

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27 febrero 2014

Un "socialismo pipil o guanaco" es la propuesta roja para El Salvador, ya que quienes capitanean el oficialismo comienzan a sentirse muy incómodos con el descalabro venezolano y su incierto futuro. Y esto pese a los arrebatos retóricos del candidato Sánchez Cerén, que en varias ocasiones pero lejos del país dijo que la Venezuela chavista "es la luz revolucionaria, socialista que ilumina a América Latina, el Caribe y el mundo".

¿Qué se puede entender por "socialismo pipil"? Shakespeare dijo que "una rosa con cualquier otro nombre perfumaría lo mismo" y, adaptando el símil, una tontería causa el mismo perjuicio aunque tenga otro apelativo.

El socialismo pipil vendrá a ser un refrito igual al llamado del siglo XXI, sólo que aplicado por los mismos incapaces que, en cinco años, han llevado a El Salvador a la bancarrota.

Y no lo decimos nosotros, sino las calificadoras de riesgo, el Banco Mundial, todas las entidades que se ocupan de medir facilidad de inversión, seguridad jurídica, violencia, competitividad. En lo único que salimos adelante del resto de América y del mundo es en criminalidad y particularmente en el número de asesinatos de jóvenes.

Y a los jóvenes que sobreviven, el sistema no les brinda un futuro y tampoco los prepara para competir en el campo laboral debido a las disparatadas reformas al sistema de educación introducidas desde que el actual y fracasado régimen asumió el poder que, entre otras cosas, elimina de la escuela parvularia la enseñanza de la lectura, para sustituirla por "deportes".

¿Por qué "socialismo pipil" y no democracia universal?

La comunista que anunció la venidera implantación del "socialismo pipil" se vanaglorió de que ahora ellos, los rojos, se proyectan mejor a la gente. Pero, ¿cuál gente? ¿Qué puentes han construido los rojos con los productores, con los profesionales, con el comercio y los servicios, con la agroindustria, con exportadores e importadores?

Inclusive, así como casi desde inicios del régimen han llegado a pactos todavía no claros con los pandilleros, no claros pero siniestros ¿por qué mantienen una escalofriante indiferencia hacia las familias y las comunidades victimizadas, hacia sectores —las pymes— que sufren las consecuencias de las extorsiones, al extremo que en muchas áreas del país los pequeños y medianos comercios se han visto forzados a cerrar sus negocios?

¿Cómo puede pensarse que haya jóvenes descarriados que se logren incorporar al mundo laboral, si en las comunidades donde podrían ser acogidos, las oportunidades de conseguir empleo se han ido reduciendo en forma acelerada?

¿Por qué es grave que un partido que pretende ejercer el poder con alguna medida de efectividad, se aísla de lo que constituye el mundo del trabajo real, de los que producen los alimentos, la ropa, las viviendas, los servicios y los empleos que todos necesitamos?

¿Y por qué se insiste en implantar el socialismo, del color que sea, cuando durante un buen tiempo los salvadoreños nos hemos empeñado en construir y perfeccionar un sistema democrático de vida, lo que prevalece en todas las naciones libres y prósperas y que se fundamente en el Orden Moral, en la ley y las libertades personales y públicas?

El "socialismo pipil" muy pronto caerá en el único engendro que puede esperarse de fanáticos desfasados del mundo actual: el socialismo del caite y el socialismo de las hambrunas, el retorno a la barbarie de la ignorancia, del fanatismo, del odio, de la incapacidad y del saqueo.