Gregorio Sánchez Trejo es un abogado con larga trayectoria profesional en varias de las instancias públicas más importantes del país. Él mismo destaca su carrera en el servicio público con cuatro décadas de experiencia. Sin embargo, el último episodio de dicha carrera seguramente no es el más feliz.
Luego de su renuncia como director de la Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones (Siget), después de un controversial nombramiento, Sánchez Trejo no esconde su deseo de retornar a la organización de la elección de candidatos de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de la Federación de Asociaciones de Abogados de El Salvador (Fedaes).
En esta entrevista, el exprocurador general de la República y exmagistrado de la Corte de Cuentas da su versión de los hechos luego de dar por cerrado el capítulo de Siget.
¿Cómo decide renunciar a la dirección de la Siget?
Hay momentos es que una persona que anda desarrollándose en el sector público, como es mi caso de 40 años con distintas responsabilidades de Estado, medita en ciertas coyunturas entre el interés particular y el interés colectivo. Y en este caso ha habido una medida cautelar por parte de la Sala de lo Constitucional en la cual dejaba suspendido temporalmente mi nombramiento. Quiero aclarar que el juicio de amparo 672-2017 está promovido por la representante de la Anep en contra del asesor legal, el ministro de Economía y el señor presidente de la República. En ese sentido, viendo la resolución, me hice la siguiente reflexión. La Siget es estratégica para el país; en consecuencia, la institucionalidad debe tener estabilidad. Su operatividad y su estrategia debe ser constante, ordenada y ejecutada con buen nivel técnico. Analizo serenamente, evalúo el entorno político y tomo la decisión de presentar mi renuncia. Me separo de estas funciones para facilitar la pronta aplicación de un nuevo procedimiento para elegir a los nuevos directores. La idea es fortalecer la institucionalidad, consolidar tomas de decisiones del país, de tal manera que elijo esa opción previa reflexión de qué es lo mejor para el sector público, para el sector privado, para el consumidor final y para que la actividad económica del país se mantenga en el rumbo deseado.
Y esta reflexión, ¿inicia con la decisión de la Sala o se lo planteó antes por cómo se desarrolló el caso?
Estaba revisando. Desde el principio se me solicitó de buena fe que reflexionara sobre el tema pero en ese momento no lo consideré ni oportuno ni correcto. Cuando leí los titulares y me di cuenta de los temas por esa gran capacidad periodística de investigación, y me fui enterando del tema de las 60 asociaciones, fui diciendo: “Bueno, mi objetivo era participar como siempre, (que) he sido competitivo”. Tengo que citar mi formación en economía, mis dos maestrías en Gestión Pública y Derecho Internacional Público y mi doctorado y estudios fuera del país para demostrar que me he preparado para ser competitivo en el sector público. Por eso es que alguna gente me ve a veces en un sector, a veces en otro -he llegado a ser director de la Escuela Nacional de Agricultura, como economista. Vi interesante participar en la Siget y por eso me incluí, pero al ver todas esas situaciones empecé a revisar, con una paz interior, la conveniencia o no de estar en este proceso. Lógicamente, la resolución de la Sala me crea una conciencia de agradecimiento al sector público; no seré yo quien provoque una situación difícil para una institución tan estratégica en el país. Aquí hay que pensar primero en el país, antes que en la agenda personal. Si voy a cooperar para que sectores lleguen a entendimientos o para que haya un nuevo proceso con más confianza no tengo duda en hacerlo. Tengo la tranquilidad que no fui un cuello de botella o un obstáculo para prolongar esta situación.
De cara al futuro, ¿qué le espera a la Siget? En este medio identificamos irregularidades como 60 organizaciones creadas por cinco notarios para su elección.
Técnicamente Siget es una institución muy calificada. Hay un superintendente que hace una labor constante. Los directores que traté, como los representantes de la CSJ, tienen una experiencia acumulada bastante fuerte. Entiendo la relación de consulta con las diversas empresas involucradas es constante y hay instructivos que la facilitan. Lógicamente el costo de la energía eléctrica es sensible y afecta la economía del consumidor final o de un empresario. En esto he visto parámetros muy cuidadosos y científicos. Por lo otro, no puedo evaluar circunstancias presentadas por quienes participan en la junta de votación porque ellos pudieron haber votado por mí o por otras personas. Hasta último momento ellos optaron por nosotros, de tal manera que no puedo validar o dejar de validar la actuación de un Ministerio de Gobernación o de Economía que tienen su departamento jurídico. Creo que tienen personas muy calificadas en el tema y equipos idóneos, pero estas son situaciones muy propias en las que no quisiera ahondar. No me he vinculado a ellas para tener mayor conocimiento de las mismas. Sí hubo sorpresas; la Anep tiene más de 50 gremiales y los votos fueron nada más 22. Entonces hubo alguna dinámica especial, sorpresas cuantitativas. Sinceramente, todo esto no estaba en mi agenda como candidato; yo me sometí a las reglas que se establecieron. Todos los parámetros fueron bastante exigentes, desde procesos internos y asambleas generales hasta evaluar si realmente reunía las condiciones para representar la asociación.
De cara a un futuro más inmediato, está el proceso de Fedaes de elección de magistrados. Usted, como presidente de la Fedaes, tomó distancia de ese proceso.
El país tiene un reto enorme en su comunidad jurídica y en su ciudadanía en general para que este proceso sea exitoso. Asumo la responsabilidad de ser presidente de la Fedaes a solicitud de mi asociación -la Asociación de Abogados de Oriente- y después se reflexiona sobre si debía seguir con esa responsabilidad por el caso de Siget. Después de un intercambio que nos afectó 15 días y de que nos íbamos a una Asamblea General para resolver la situación les dije: “Mejor no sigamos con esta Asamblea General, ¿qué es lo que ustedes quieren”. Entonces me dicen “queremos que usted se aleje en el tema de las apelaciones y del voto de calidad, que nombre un sustituto su asociación y que quede usted integrado”. Me dijeron: “Nosotros queremos que usted continúe, nos parece que está bien que continúe como presidente”. Votan y me respaldan de forma unánime. Era una votación simbólica porque solo la Asamblea General me podía retirar.
Superamos así el tema. Lo hemos superado de tal manera que ahora ya tenemos nuestro reglamento orgánico electoral y tenemos la elección del comité central electoral, que era estratégico. Tuvimos una reunión con la presidente del Consejo Nacional de la Judicatura y con su pleno del Consejo y he estado participando. Superado el tema de Siget, lo que procedía era ya no darle vigencia a lo de separarme en las apelaciones. En esto sí estoy evaluando si el pleno considera bien involucrarme o no en el tema de la apelación, porque la razón de ser del impedimento ya no tiene sentido. Por lo pronto estoy trabajando arduamente porque Fedaes es una organización sin infraestructura, sin lugar propio, sin recursos humanos ni tecnológicos permanentes. Depende de las contribuciones de las asociaciones y de las donaciones, pero hay voluntad gremial, mística, entrega y sacrificio. Nadie tiene salario ni dietas. Alguien preguntaría que por qué no me mantengo donde hay dietas y tanto entusiasmo donde no hay dietas. Es mística.
En esas limitaciones, ¿es la voluntad gremial suficiente para tener candidatos idóneos? Ahora se conoce de aspirantes con vinculación partidaria.
Sobre el proceso en sí hay lógicamente una evaluación constante de distintos sectores. Algunos pensarán que no proceden ciertas candidaturas, otros aplaudirán sus candidaturas. Hay visiones de todo tipo, recordemos que hay un entorno político muy activo y cualquier actitud o expresión tiene identificación política. Cada asociación tiene sus propias características; el Centro de Estudios Jurídicos, para algunos puede tener cierta identidad. Unajud presentó los propios y también la Asociación de Abogados de Oriente. Esperamos que al 31 de enero podamos hacer una apreciación mayor del menú de candidatos que nos está llegando.
¿Debe Fedaes filtrar a aspirantes vinculados con partidos políticos?
Hay un filtro formal, se exige que no pertenezca a partidos políticos. Pero hay otros filtros. Según nos manifestaban, va a observar el proceso probablemente la OEA, la barra de abogados de Washington o de Nueva York, la comunidad de derechos humanos vinculada a estos temas, un fiscal electoral, el vigilante de cada asociación, una serie de fundaciones que estarán pendientes, los medios de comunicación, sectores sociales, miembros de cuerpo diplomático... O sea, es un proceso altamente auditado y evaluado. Es más, se dice que hay una organización que evaluará a los 15 candidatos que finalmente salgan. Puede que haya un desgaste inicial por ciertos aspirantes que ni siquiera sean al final parte de los 15 o que sí lo sean; y en ese momento, tendrá que aplicarse no solo nuestros controles, sino que el CNJ también supervisará el evento. En su manual, hay una disposición -el artículo 44- que establece que se revisará si se han cumplido los requisitos de nuestra normativa y otros parámetros y podrá terminar, en un proceso breve, si un profesional puede continuar en el listado que se presentará a la Asamblea Legislativa.