¿Usted castiga o maltrata a sus hijos o hijas? Conozcamos para ello a qué nos referimos con cada una de estas palabras: castigo significa “pena que se impone a quien comete un delito o falta. Acción y efecto de castigar. Maltrato, por su parte, es “tratar mal a alguien de palabra u obra”. Muchas personas que cumplen roles de “padres, madres o tutores”, lejos de castigar, maltratan a los niños y niñas. Es así que, según el informe difundido por la Unicef recientemente, al menos 300 millones de niños de 2 a 4 años alrededor del mundo son habitualmente víctimas de algún tipo de disciplina violenta por parte de sus cuidadores.
Por lo anterior, Unicef ha lanzado una campaña para hacer conciencia a los padres para evitar y erradicar conductas violentas hacia los infantes, es decir, buscar castigos que no sean físicos para los niños.
Entonces, ¿qué hacer al respecto? No es maltratando a los niños, niñas, la manera de corregir; tampoco lo es dejando pasar por alto una mala conducta. Lo que debe hacer es modificar la forma de hacerlo. Para ello se debe considerar la edad biológica de los niños y niñas, para valorar el nivel de comprensión que puede tener frente a las consecuencias de sus actos, sean estos buenos o no. Se deben utilizar reforzamientos que le estimulen a cambiar aquella conducta no deseada, sin necesidad de recurrir a un maltrato que dejará secuelas físicas, emocionales y psicológicas en el niño o niña, además de no garantizarle que la conducta no se repita.
Sin embargo, resultará importante identificar cuál es la “mala conducta” que presenta.
En nuestro país contamos con la Ley de Protección de la Niñez y Adolescencia, la cual en su artículo 38 hace referencia a la protección frente al maltrato, el descuido en el cumplimiento de las obligaciones relativas a la prestación de la alimentación nutritiva y balanceada, atención médica, educación o cuidados diarios y la utilización de las niñas, niños y adolescentes en la mendicidad. Asimismo, la ley establece que las niñas, niños y adolescentes deben ser tratados con respeto a su persona e individualidad y no pueden ser sometidos a castigos corporales, psicológicos o a cualquier otro trato ofensivo que atente contra su dignidad, sin perjuicio del derecho de la madre y padre de dirigirlos, orientarlos y corregirlos moderada y adecuadamente.
Ustedes, padres, madres, cuidadores, tienen una gran responsabilidad con el rol de educadores de sus hijos e hijas, incluso aquellos que no lo son biológicamente, pero tienen igual compromiso. Debe ser sus ejemplos de vida, ya que lo que ustedes modelan para ellos, ellos lo aprenderán. Eduquen con amor y sabiduría, ya que los niños y niñas que eduquen el ahora serán el futuro de nuestro país, y como lo hagan será determinante para que sea alentador o no.
Si acaso ustedes, padres o cuidadores, guardan resentimiento de su niñez, por la forma en que fueron corregidos, no repitan ese patrón en sus hijos, hijas. Más bien que eso les sirva para hacer un mejor papel de orientadores y contribuir a un desarrollo integral de los niños y niñas en este país. No reprendan con odio, no se desquiten con sus hijos, hijas por algo que ustedes no tuvieron o no han podido superar. Reprendan con amor y sabiduría, y como dice una frase de Paulo Coehlo, “un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar ocupado siempre con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea”.
* Licenciada en Psicología y Máster
en Diseños y aplicaciones en Psicología
y Salud. Colaboradora de El Diario de Hoy.