Con un evento sin mayor efervescencia por arribar a 26 años de la firma de la paz, el presidente, Salvador Sánchez Cerén, brindó un discurso plano, sin anuncios importantes, más que una exhortación a los distintos sectores, para solucionar la cancelación del TPS y el compromiso del Ejecutivo por resarcir el daño a las víctimas del conflicto armado y buscar a los miles de desaparecidos que dejó la guerra, a través de una ley que ya fue presentada a la Asamblea en noviembre del año pasado.
Los principales ausentes fueron los diputados de los partidos políticos, excepto del FMLN, del cual llegaron todos sus altos dirigentes vestidos con las tradicionales guayaberas blancas, al igual que sus funcionarios públicos. Las mujeres con sus atuendos rojo y blanco.
Sánchez Cerén destacó, como de los principales logros después de 26 años de haber firmado la paz, que el diálogo construye acuerdos, tales como la aprobación de las reformas a las pensiones, el aval al presupuesto de 2018, y el aumento al salario mínimo.
Agregó que el compromiso de consolidar un nuevo pacto de Nación es “intergeneracional”. Al respecto, el año pasado el país tuvo de visita al diplomático mexicano Benito Andión Sancho, como enviado especial de las Naciones Unidas, para facilitar el diálogo en El Salvador.
Sin embargo, el delegado solo estuvo durante la primera fase de lo que el gobierno anunció el año pasado de arribar a un nuevo pacto de paz.
El firmante del proceso de pacificación de 1992, Óscar Santamaría, de ARENA, explicó que el representante de las Naciones Unidas realizó 300 entrevistas, pero que todo eso fue parte de una primera etapa que sigue su curso.
Sin embargo, para el único diputado de ARENA, Orlando Cabrera Candray, que llegó ayer al evento, el gobierno tiene una deuda enorme, que no se puede hablar de paz, cuando en el país se comete casi un asesinato por hora.
El precandidato arenero Carlos Calleja, también escribió en Twitter que la “inseguridad, la falta de oportunidades y la desigualdad, aún no permiten vivir en paz”.